El Centro de Bellas Artes de San Juan  ha sido para mí la sede de algunos de los momentos más significativos de mi carrera como cantante. Las temporadas que he presentado allí se convirtieron muchas veces en puntos de partida de giras exitosas por Estados Unidos y Latinoamérica.

Todo comenzó a principios de la década de los noventa, cuando recibí una llamada de los empresarios Josantonio Mellado, Antonio Domínguez y Carlos “Topy” Mamery (Q.E.P.D) para invitarme a presentarme en un concierto que se realizaría en la Sala de Festivales de dicho Centro, junto a mi querido amigo y gran artista Luis Enrique, “el Príncipe de la Salsa”.

Contrario a estos días, en el mil novecientos noventa, la idea de estos tres caballeros parecía descabellada, y más aún la propuesta levantó críticas y voces en contra de que esos dos “chamaquitos salseros”, (éramos chamaquitos entonces) se presentaran en la sala más prestigiosa del país.

A la fecha, los únicos representantes del género que se habían lucido allí eran, nada más y nada menos que la reina Celia Cruz, los maestros Tito Puente, Cheo Feliciano, Willie Colón y Rubén Blades. Con semejante precedente era totalmente predecible la controversia. Los productores tuvieron que convencer a la junta administradora del Centro de Bellas Artes, quienes para ese tiempo tenían la tarea de aprobar o desaprobar los espectáculos que se pretendían realizar allí, de que este concierto era una buena propuesta para su escenario.

Superados los obstáculos, Luis y yo presentamos dos conciertos en Bellas Artes y probamos que los “chamaquitos salseros” teníamos el talento necesario para presentarnos allí.

Aproximadamente dos años más tarde, mi representante y productor (no lo era entonces) Rafo Muñiz, me propone con éxito ofrecer un concierto allí junto a nada más y nada menos que la Orquesta Filarmónica Arturo Somohano. Desde entonces la idea de que “el Caballero de la Salsa” se presentara solo en el primer escenario del país dejó de ser una idea descabellada; se convirtió en una visión que se podía concretar con éxito.

Productores como Ivonne Class y Tony Mojena también se unieron a Muñiz, Domínguez, Mellado y Mamery presentando algunos de mis conciertos allí.

Conciertos inolvidables, el come back de Roberto Roena, la visita de Dayanara Torres en su primera llegada a la Isla con su cetro y corona de Miss Universo, y el dúo con Cheo Feliciano son algunas de las muchas experiencias que hacen que ese lugar sea mágico para mí.

Cada noche en Bellas Artes tiene su propio encanto, cada público su propia ciencia y cada aplauso su valor. Grandes figuras del deporte, la política, la música y la farándula en general me han honrado con su visita confundiéndose con el público que me regala su presencia para acompañarme y apoyarme.

Más allá del aplauso y el éxito que se genera, me encanta trabajar en esa sala. Me siento muy a gusto en ese escenario, que te acerca de forma mística al público que asiste.

Veinticinco años han pasado desde esos primeros conciertos y una avalancha de buenos recuerdos me asalta junto a la emoción de volver a lo que considero mi casa.

Como cuando se llega a casa y te espera tu familia, así siempre he destacado el trato que me da la gente buena de Bellas Artes. Los muchachos del estacionamiento, los amigos de mantenimiento, la boletería, el personal técnico, la seguridad, los ujieres, el personal de las oficinas administrativas, todos crean para mí un ambiente de camaradería el cual me hace sentir que son parte importante del éxito de estas temporadas.

Comienzo el año próximo, específicamente los días 5 y 6 de febrero, presentando mi primer concierto del año: En buena compañía. 

Desde ya estoy preparándome, planificando y, sobre todo, muy entusiasmado... Gracias a ustedes estaré de regreso a Bellas Artes... ¡En buena companía!

Camínalo...