Se cumplen cuatro meses de aquella tarde cuando la gobernadora se llevó las cámaras de un canal de televisión -y las de su equipo pagado con fondos públicos- y allí en el Departamento del Trabajo hizo todo un show de que ella venía a ponerle fin al problema y a resolverlo con punto final.

Hoy todavía hay 25 de cada 100 personas esperando por sus pagos y miles solicitantes desde marzo y abril siguen a la espera. Decían entonces que el problema era Briseida Torres, la secretaria. El tiempo ha hecho saber que, evidentemente, el problema es mucho más profundo que eso.

A 68 días de las elecciones generales, quiero lanzar un reto a Charlie Delgado, Pedro Pierluisi, Alexandra Lúgaro, Juan Dalmau y César Vázquez: escriban un post en Facebook y explíquenle al País, paso a paso, cómo piensan resolver el desbarajuste en el Departamento del Trabajo con el pago del beneficio del desempleo, el PUA y el fraude al que se expone la ciudadanía por la falta de custodia de documentos con información confidencial.

Llevamos cinco meses y medio con la pandemia y el toque de queda, y al día de hoy todavía los titulares de este periódico y los medios de comunicación los acaparan los llamados “puntos controvertibles”, el fraude, que si el hijo de la periodista, las filas en un servicarro, los turnos que tuvo que tomar la gente desde la noche anterior y dormir en el carro, y hasta los motines que se forman cuando la gente desesperada va a pedir un servicio que le corresponde por ley y que no es ninguna dádiva del Gobierno.

El 29 de abril la gobernadora Wanda Vázquez fue al Departamento del Trabajo en una visita “sorpresa” y dijo que le daría todas las herramientas a la entonces secretaria, Briseida Torres, para que atendiera el problema con el pago del beneficio del desempleo. La visita “sorpresa” donde la gobernadora supuestamente dijo que ella abriría la chequera y que pidiera lo que fuera que se iba a resolver de inmediato, terminó con la salida de la secretaria y de inmediato se nombró al hombre de confianza de la gobe, Carlos Rivera Santiago, pero seguimos observando -como una película en repeat- los mismos problemas.

Como Wanda Vázquez ya no es candidata a la gobernación, es obvio que ya no hay mucha urgencia de una nueva visita “sorpresa”. Entonces, es responsabilidad de los aspirantes a llegar a La Fortaleza presentar con claridad cómo van a solucionar este problema cuando 2 de enero juramenten al cargo.

No queda mucho tiempo para maquillar plataformas de Gobierno y de las que apenas sabemos muy poco; lo que sí sobra es la desesperación de esos trabajadores y trabajadoras que hoy están hasta el cuello tras meses sin empleo, cuentas por pagar, llamadas de cobradores, y lo peor sin un peso para comprar alimentos, y con dinero porque la gobernadora tiene todavía billones sin haber usado del Cares Act y de los $787 millones que aprobó la Junta de Control Fiscal. Literalmente, solo 1 de cada 3 dólares de los $2 billones del Cares Act se han usado y 1 de cada 12 dólares de los $787 millones aprobados por la Junta. Ni usar dinero saben.

De los cinco candidatos a la Gobernación esperamos respuestas concretas, al asunto del desempleo se suma la crisis que se avecina cuando decenas de negocios sigan cerrando por el impacto de la pandemia y haya menos trabajos en nuestra economía basada en servicios y experiencias turísticas que ya no existen.

Queremos ver más soluciones a los problemas en las redes sociales que fotos de campaña o en caravanas. Tienen las redes sociales para hablarle directo al País con pasos concretos para solucionar los problemas.

Ya no hay tiempo para esperar por vistas de transición y grandes comités que en diciembre empiecen a echar culpas al gobierno saliente. El Señor en el Salmo 37:25 nos dejó un mensaje, pero es duro creerlo cuando teniendo los recursos ni saben distribuirlos. No malgastemos el tiempo de la gente, les invito a desde ahora, antes de ganar las elecciones, tratar al Pueblo con dignidad; un Pueblo que lo que quiere es lo más básico pagar sus cuentas y poder comer.