Es una vergüenza que tengamos que tener una Junta de Control Fiscal. Es la vergüenza que pasan los que gastan y se comprometen a pagar lo que no pueden, como Grecia, Argentina, Detroit, New York.

Obviamente, en el caso de Puerto Rico fue el baile, botella y baraja de cuando se fueron las 936 y hubo que pagar la obra faraónica construida, separamos los chavos para construir, pero no para mantener. Los chavos para construir fueron deuda, los de mantener eran de fondos recurrentes que todos los años hay que ganárselos como el agricultor que, si no cosecha viandas, no tiene nada que vender y queda pelao.

A sabiendas ocurrió esto. Nadie puede decir que no sabía que nuestros políticos administraban el gobierno como el hijo heredero del rico que todo lo bota y todo lo malgasta porque hacemos fiesta con lo que nada nos cuesta. Y muchos alcaldes vieron el tumbe como algo fácil porque nadie los fiscaliza y la prensa solo anda metida en la Legislatura cuando es en las alcaldías que se da el tumbe y presiones políticas más grandes en PR.

Para que veamos que nada hemos aprendido y que queremos seguir con la jarana, esta semana el presidente de la Asociación de Alcaldes, Luis Javier Hernández, dijo que los cinco pueblos con ejecutivos municipales del PPD, que componen el proyecto piloto de la Junta, no enviarán la información financiera de sus municipios al ente fiscal. Este es el segundo año consecutivo que la Junta exige a los municipios, que son parte del plan piloto, la entrega de sus planes fiscales. Los alcaldes no le reconocen autoridad a la Junta, dicen, que es colonial su proceder y que no tienen poder para supervisar a los municipios.

Para mi, eso es un disparate porque la Junta según la Ley PROMESA determina lo que es una entidad cubierta, pero no solo eso. Es un disparate porque si ese argumento fuera cierto, pues el gobierno central para evitar la supervisión de PROMESA solo tenía que pasarle los 9 billones del gobierno central a los municipios y con eso ya no tenía que estar informando nada a la Junta con el subterfugio de que los municipios no están bajo la Junta.

El detalle es que no hubiese problema si los municipios fueran autosuficientes y no necesitaran ayuda del Gobierno Central. La realidad es que más de 35 municipios de Puerto Rico dependen 70 por ciento de estos fondos y no pueden operar si no cuentan con este dinero proveniente del Gobierno Central. Se trata del llamado Fondo de Equiparación, proveniente del Gobierno Central, y que la Junta de Supervisión Fiscal debe velar por su buen uso como parte de lo que ordena la Ley Promesa.

Los alcaldes dicen que la Junta no tiene derecho a meterse en sus finanzas, que el programa piloto era solo para recibir asistencia técnica y no para que la Junta le dijera qué partidas deben cortar.

Perfecto. No quieren aceptar la autoridad de la Junta. Pues aquí es un asunto de transparencia. No le envíen sus estados financieros auditados, ni planes fiscales a la Junta, ni tampoco los gastos y cuentas de banco con los balances. Todo eso solo tienen que ponerlo en la página de internet del municipio para que veamos los movimientos y a quiénes y cómo se les pasa el dinero municipal.

Queremos saber si ese Fondo de Equiparación de casi $300 millones que pagamos todos son invertidos en servicios a los residentes o sigue la jauja.

Queremos saber si siguen los gastos tras el acuerdo del BGF donde los alcaldes hipotecaron a los futuros alcaldes a cambio de ellos coger 400 millones ahora y que los alcaldes del futuro paguen 3 mil millones y nadie los criticó porque el poder político de los alcaldes es enorme.

Queremos saber si siguen gastando en las figuras de yeso de Gurabo, o los 24 millones en las piscinas de San Germán, o 30 millones en el hotel fatulo de Aguadilla, o las pistas de patinaje sobre hielo que solo funcionan porque no pagan la AEE los alcaldes, sino que se la pagamos nosotros. Queremos ver el centro multiuso que se hunde en San Lorenzo, o la ballena de Vega Baja, el estadio de Naranjito o los museos de Guaynabo.

No les hablo de Cataño y Ponce porque Dios sabe que hay que resumir y acortar esta columna a 650 palabras.

Si algo nos ha enseñado el caso de Guillito es que los alcaldes son capaces de hasta hipotecar el hospital con tal de seguir con el gasto alegre.

Si ustedes no quieren intromisión de la Junta, fácil, renuncien al Fondo de Equiparación y a los fondos del gobierno central. Dejen de presionar secretarios para que les nombren sus cuates a puestos de director regional, administrador distrital, superintendente escolar y todos esos puestos que sabemos son los empujados de ustedes. Resuelvan sus finanzas con los recaudos municipales, sin el gobierno central y entonces no publiquen sus estados ni planes fiscales, porque es bien difícil solidarse con la causa alcaldía luego de que el cacique perdió el bigote.