El 24 de junio de 2019, el entonces principal oficial financiero del Gobierno y exsecretario de Hacienda, Raúl Maldonado, dijo en una entrevista en WKAQ que en el Departamento de Hacienda había “una mafia institucional”. Sin embargo, según un pliego acusatorio federal, desde el 26 de enero de 2019 hasta el 26 de julio de 2019, el productor radial y televisivo Sixto George Díaz Colón y el hijo del exsecretario de Hacienda, Raulie Maldonado -ambos con contratos en el Departamento de Hacienda- se comunicaban sobre la existencia de unos mensajes en Telegram, suficientemente escandalosos como para provocar la renuncia del entonces gobernador Ricardo Rosselló.

No tengo duda de que hay un consenso en el País sobre lo detestables que fueron esos mensajes entre el gobernador y sus ayudantes, al punto que el propio Rosselló pidió perdón por sus expresiones. Una cosa no borra la otra. Pero ayer, tras el arresto de Sixto George por las autoridades federales, se sigue destapando un escándalo monumental y una verdadera mafia institucional.

La Fiscalía federal reveló ayer que tras conversaciones con Raulie Maldonado, este productor intentó extorsionar al gobernador y a su secretario de Asuntos Públicos a cambio de $300,000 y contratos con el Gobierno a cambio de que no se divulgaran los mensajes del chat.

Consta en el récord público que Sixto George demandó a El Vocero, a Telemundo, a mi productor Tony Mojena, al exrepresentante Manuel Natal y a mí, luego que en el programa Jay y sus Rayos X dimos seguimiento a las publicaciones sobre el allanamiento en la residencia del exproductor y al vídeo que años antes había hecho Natal en su trabajo legislativo. Luego, Sixto George siguió la demanda solo contra el representante Natal y en contra de mí, alegando que lo habíamos difamado cuando divulgamos mucho de lo que es público hoy en el pliego acusatorio en su contra.

Algunos le hicieron el juego a Sixto George y trataron de echar fango contra el periodismo investigativo. Todavía esa demanda contra Natal y en mi contra está pendiente en los tribunales. Mi exhortación al FBI es que sigan investigando y revelen quiénes son esas “personalidades” que indica la Fiscalía federal a quienes Sixto George buscaba pagarles para que hicieran relaciones públicas en los medios y destruir así el periodismo investigativo.

Hoy, más que nunca, urge que el FBI lleve esta investigación hasta las últimas consecuencias; porque según el pliego acusatorio contra Sixto George aquí quedan premisas por articular. Mientras, periodistas e investigadores somos demandados y perseguidos por hacer el trabajo de indagar y tratar de erradicar la corrupción en la Isla, hay, según la Fiscalía federal, otros dispuestos a cobrar por lavar caras y ayudar a tapar la verdad.

Como ciudadano, abrazo todos los días la primera enmienda, la libertad de expresión y la libertad de prensa; pero es importante que todos los medios de comunicación se unan en un frente común, vigilen y denuncien a los que se prestan para lavar caras y manipular hechos a cambio de llenar sus bolsillos de dinero.

Cuidado con las estrategias legales y operativos en redes sociales para atentar contra el periodismo investigativo y callar voces, porque hoy somos Natal y yo, pero en el futuro podrían ser ustedes. Esto no es una lucha personal. Mi deseo para Sixto George es que tenga una defensa apropiada y un juicio justo, pero que recuerde que no fui yo el que causé que le llevaran su celular incautado los federales como dijo en Twitter. Según las autoridades federales, fueron sus propias acciones, no las mías. El Salmo 73 prevalece.

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