Ricardo Rosselló tiene una educación envidiable. Estudió en MIT, una, sino la mejor universidad del mundo. Luego estudió en la Universidad de Michigan. Maga Nevares pertenece a una de las familias más privilegiadas económicamente en Puerto Rico. Su padre es un prestigioso cirujano pediátrico quien, además antes fue gobernador. El gobernador tuvo la bendición de venir de una familia sumamente acomodada y eso no tiene nada de malo. 

Pero uno esperaría que teniendo las oportunidades que tuvo, sepa que no todos somos tan afortunados, que muchos dependemos de la educación para movernos de la pobreza a la clase media y de la clase media a la clase alta. 

El gobernador sabe que los tiempos han cambiado, que ya no se logra mucho con un bachillerato. También sabe que para educarse bien hoy día hay que coger préstamos estudiantiles por montones. Que muchísimos de nuestros profesionales terminan endeudándose tanto que no pueden repagar sus préstamos y piden diferir los pagos para el final, lo que termina aumentándole dramáticamente los pagos porque los intereses son compuestos.

O sea, lo que es una herramienta de sacarlos de la pobreza y tener movilidad social, se convierte en el ancla que los hace esclavos del sistema porque tienen que trabajar más para pagar sus préstamos que para organizar un hogar. De hecho, muchos profesionales terminan largándose porque aquí le pagan poco y para poder repagar los préstamos estudiantiles hay que aceptar el pago más alto, aunque te quieras quedar. 

Por tanto, cuando el gobernador millenial de MIT le dijo a Puerto Rico que iba dar un sistema educativo gratis, me ilusioné. No lo niego, yo me emociono cuando escucho a alguien decir eso, porque llevo mucho tiempo proponiendo una reforma a la UPR a cambio de métricas de calidad y subsidiar los estudios en ciertas áreas que necesitamos en desarrollo crítico como lo son las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas con una buena preparación humanística. 

Así que, cuando escuché al gobernador millenial y que conoce de los retos educativos del mundo moderno y que esta es la única forma de competir con el globo, no niego que me entusiasmé. Pensé que iba a pedirle a la UPR dar becas en las áreas que necesitamos y a la vez ponerle que, a cambio de fondos y becas, tenían que cumplir con una abarcadora reforma educativa que sacara a la mediocridad política que también se ha adueñado de la institución más importante para nuestro futuro. 

Pero no. Un día después supimos que todo era una treta de campaña para lograr titulares favorables y que cuando le dijeran que había destruido la UPR poder decir que eso fue la Junta de Control Fiscal y que él hasta propuso educación gratis.

El gobernador y su equipo, al dar por encima detallitos de la propuesta, solo han hecho saber que es educación por internet y que para algunos que no pueden ir a la universidad como “madres solteras, personas que trabajan”, etc.

Esto es una vergüenza porque el problema aquí no es que la gente no puede ir físicamente a la universidad, el problema no es de acceso, es de baja calidad, de universidades hechas para la beca y para dar diplomas, no para ponernos a competir con Singapur y Corea del Sur y los propios estados.

Claro que se debe ayudar con cuidos y clases en línea, pero esto no resuelve el problema de fondo. Y esto es una tragedia porque, mientras las universidades de Estados Unidos buscan dar becas en áreas de necesidad, educación gratis a cambio de que te quedes en el estado, en Puerto Rico hacemos lo contrario. Mientras en los estados buscan hacer lo que era la UPR, aquí buscan destruir la UPR para convertirla en lo que el continente está abandonando.

El gobernador sabe todo esto, pero el candidato ha podido más que el gobernante. El gobernador creó un comité que se supone proponga un sistema educativo gratuito de calidad. 

Aún está a tiempo, puede darnos la oportunidad que él tuvo por mero nacimiento o enterrarnos en la miseria sin educación de calidad para competir a nivel global. El diploma está en su cancha.