El Gobierno tiene que mudarse para evitar que nosotros tengamos que mudarnos. Mire esto. Sabemos que en el Viejo San Juan el crecimiento turístico es vibrante. Sin embargo, el primer edificio que ve un turista que llega en el Carnival Cruise es Hacienda. 

Ubicar Hacienda en el Viejo San Juan quizás tenía sentido antes porque los impuestos y los aranceles se cobraban en la entrada del puerto y por tanto había que estar cerca del muelle. Pero ahora no tiene sentido tener el edificio con la vista más bonita en manos de un tecnócrata. Vayan a la oficina del secretario y me entenderán. 

Acuden, OGP, la alcaldía de San Juan y otras agencias del Gobierno que hacen trabajo estrictamente de papeleo y contabilidad están en zonas que bien pudieran ser utilizadas para provecho de la creación de empleos y producción de experiencias turísticas como hicieron en New York en el edificio del McKittrick Hotel, que estuvo abandonado por años y lo convirtieron en una de las obras de teatro más interesantes del mundo llamada Sleep No More. Allí recrean MacBeth en todo el edificio, mientras en la entrada hacen ver que estás en un bar de la década de 1930 cuando fue construido el edificio.

¡Imagínate lo que podemos hacer con el edificio del Intendente Ramírez en el Viejo San Juan, en vez de tener al público de Hacienda de turno! La recreación de obras españolas allí podría y debería ser obvia. 

Igualmente, no tiene sentido que Isla de Cabras sea un mero campo de tiro de la Policía cuando podría ser un centro de tiki bars con una vista paradisiaca o cualquier cosa más productiva.

Lo increíble es que el Gobierno paga alquiler por miles en edificios privados cuando bien podría mudarse a edificios públicos vacíos como escuelas públicas y tantos otros. El mejor ejemplo de esto es que el Gobierno paga millones largos en la sede de Corrección y Educación, mientras cierra cárceles y escuelas que bien pudieran ser utilizadas y explotadas para fines productivos como mudar Hacienda y OGP del Viejo San Juan. 

En San Francisco usaron Alcatraz para convertirla en un lugar turístico. Oso Blanco es un elefante abandonado que con buen mercadeo pudo haber sido usado para explicar los años de locura que allí se vivieron y que en el documental “Oso Blanco” quedaron atestiguados. 

Hay que redirigir los recursos en Puerto Rico para fomentar la producción y el cuidado de la tercera edad. Para ello, hay que recortar en áreas donde es absurdo gastar y dejar que la empresa privada pueda explotar económicamente las áreas que están siendo subutilizadas. El mejor ejemplo es el parque del Tercer Milenio o el Escambrón en Puerta de Tierra, San Juan. Allí yace un parque de pelota cuestionable, un hotel destruido y unos baños de balneario abandonado. Todo, frente al mar. 

En un país con visión estaríamos buscando hacer un puente del arquitecto Santiago Calatrava entre Bahía Urbana y la zona del Escambrón con el Paseo Puerta de Tierra, donde propiedades water front puedan convertirse en atractivos turísticos y no en la pista abandonada y parque subutilizado actual. 

Todo esto requiere dinero, pero también requiere visión y voluntad. Claro que las escuelas públicas y edificios municipales abandonados deberían usarse para ahorrarnos los alquileres privados que pagamos actualmente, pero esas rentas van a pagar los donantes del partido en vez de ubicar los recursos donde fomentan el desarrollo y crecimiento. 

El mejor ejemplo de la falta de voluntad de cortar gastos alegres es ver las oficinas de legisladores y las oficinas regionales del Departamento de Salud, Recreación, Educación, Trabajo, Obras Públicas y tantas otras que solo sirven para gente empujar papel y dar puestos políticos mientras los recursos para nuestra economía y cuidados a los menos afortunados se mal gastan.

El Gobierno nunca ha querido publicar lo que gastan en alquiler de edificios privados, siempre lo han englobado y nunca lo han detallado. Son cientos de millones de dólares botados entre las 135 agencias. 

Por eso cuando la gente me dice que solo el status arregla esto, sonrío y le digo que, si bien hay que arreglar el status, ni la Estadidad ni la Independencia arreglan la imbecilidad y menos, mucho menos la corrupción.