Se sabe desde hace años que nuestras escuelas no aguantarían un terremoto. De hecho, no solo se sabe, se lo dije al Departamento de Educación que las escuelas construidas bajo el código de 1987 o antes no aguantarían un sismo fuerte por el efecto de columna corta.

Ingenieros de la época y diseñadores se dieron cuenta de que lo que se estaba haciendo estaba mal. Muchas de nuestras escuelas fueron construidas desde 1940 hasta los años 80. En mi caso, mi escuela de Jagual fue construida en varias fases y se terminó de construir la segunda unidad ya para casi los noventa. Pero, como dijo el secretario en una entrevista con Radio Isla en la mañana, cerca de 95 de cada 100 escuelas no están diseñadas con los códigos nuevos que resistirían a un terremoto. 

El Ingeniero Augusto Poitevín me dijo que ellos hicieron un muestreo de 250 escuelas y encontraron que en algunas la reparación es posible e incluso, es probable que funcione perfectamente bien la escuela con reparaciones, pero algunas que son de categoría tres que simplemente no valdría la pena hacer los arreglos. 

En una ocasión estuve entrevista a la doctora Julia Keleher y le dije directamente que el doctor José Molinelli estaba advirtiendo que estas escuelas había que tomar en consideración mejor cerrarlas que continuar cerrando otras escuelas, sin saber si estaban cerrando escuelas que resistirían un terremoto mientras se dejaba abiertas otras que no lo aguantarían. 

Ese análisis no se hizo. De hecho, cuando Luis Fortuño hizo aquella emisión de bonos de $720 millones para las escuelas del Siglo XXI y arreglar escuelas en el año de las elecciones de 2012, también se le pidió que mejor se usara el dinero para los arreglos de escuelas vulnerables a terremotos en vez de irse a hacer mejoras en 100 escuelas en los 78 pueblos sabiendo que esto se hace precisamente para hacer política y poder decir en el año electoral que fue a arreglar escuelas en los 78 municipios. 

Obviamente, no hicieron caso. Tampoco se hizo caso en las administraciones populares que desde 1987 pudieron haber cambiado los códigos y arreglado las escuelas viejas poco a poco. 

En Venezuela sabemos que pasó el fenómeno de columna corta, igualito que fueron construidas nuestras escuelas. En el 1997 hubo un temblor llamado Terremoto Cariaco, nos dicen los ingenieros José´ Luis Beauperthuy y Alfredo José´ Urich, que el efecto fue devastador en estructuras. 

En México también se ha reportado dicho fenómeno parecido a la construcción de nuestras escuelas. El doctor José Molinelli ha advertido de dicho fenómeno usando de ejemplo el terremoto de Nicaragua el cual mostró la debilidad de dichas estructuras ante un terremoto mayor. De hecho, en República Dominicana y en Latinoamérica en general casi todas les escuelas fueron construidas con el mismo modelo. 

La gobernadora nos dijo a los padres que no nos preocupemos porque ningún estudiante va a ir a una escuela que no haya sido inspeccionada previamente, lo que demuestra que la gobernadora no entendió el problema. El problema no es si este sismo de 6.4 dañó las escuelas que tenemos, el problema es que un sismo mayor como el que todavía se espera pueda ocurrir, destruya nuestras escuelas con estudiantes en las aulas. 

A todas estas, políticos que ahora son los que van a sacarse fotos y a disque enviar ayudas, eran los que antes cuando el doctor Molinelli, el ingeniero Poitevín y otros advertían de todo esto, cogían el dinero para darlo a sus cuates en contratos y asesorías, empleando en Educación a cuanto tontejo hay en la campaña, mientras el trabajo más básico de darle escuelas seguras a nuestros niños era ignorado. 

Recuerdo todas las veces que Molinelli advertía de un sismo y las veces que los legisladores lo ignoraron para darle empleo y repartir tocino. Los alcaldes que nada hacían y ni arreglaban las alarmas de tsunami. Ahora esos son los que van a disque inspeccionar y a posar para la foto, y disque a poner todos los recursos para ayudar a la gente. Hipócritas.