
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
PUBLICIDAD
Creo que a los cristianos alguien les miente. En la decisión de la Corte Suprema de EE.UU. sobre el matrimonio gay nuevamente la Iglesia ganó, no al contrario como mucha gente ha hecho creer. Muchos religiosos no comprenden que el tiempo les ha dado la razón. Si se estudia un poquitito se entiende.
Los peregrinos que fundaron Estados Unidos venían huyendo de la unión de Iglesia y Estado. Salieron despavoridos de países donde la Iglesia tenía la autoridad del gobierno como si fueran lo mismo. Un obispo y un sacerdote tenían tanto o más poder que los gobernantes.
Y es que el origen de la frase “separación de Iglesia y Estado” proviene de la preocupación de los cristianos para evitar los abusos contra la “iglesia de Dios”. Huyeron de eso porque cuando así era la iglesia-estado les mataba, perseguía y arrestaba por sus creencias.
Fue tan “nasty” la apatía que dejó en los fundadores de Estados Unidos la unión de Iglesia y Estado que se aseguraron que en su nueva nación esto jamás ocurriera prohibiéndolo en su Constitución. En Puerto Rico las palabras fueron más contundentes.
Aquí fue hace poco, en el siglo 20, que comenzó la separación de Iglesia y Estado. Con el recuerdo fresco de lo que pasó antes fue que la Iglesia Bautista (representada por su pastor Genaro Ayala y su secretaria Cristina López) fue a la Convención Constituyente “urgiendo completa libertad religiosa y separación de la Iglesia y el Estado”.
Si usted busca cómo llegó a la Constitución esa frase fue la Iglesia quien la pidió. Lea el Diario de Sesiones y verá que casi toda la iglesia protestante solicitó esas palabras específicas. Comparecieron el reverendo José Molina, de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera; José L. Quiñones, presidente de la Asociación Iglesia Evangélica Unida; el reverendo Josué López, de la Sociedad Discípulos de Cristo; el reverendo Ángel Berganzo; el reverendo Luis Maldonado Soltero; los Caballeros Evangélicos de Puerto Rico; la Fraternidad de Jóvenes Metodistas; la Asociación Ministerial, etc. Así fue como llegó a nuestra Constitución la Sección 3 del Artículo II que dice: “Habrá completa separación de la Iglesia y el Estado”.
Cuando no había separación entre Iglesia y Estado la iglesia cristiana fue perseguida por la religión estatal. Bajo el imperio romano, bajo la Inquisición y demás. Si no me cree, lea el Libro de los Mártires de John Foxe, la historia del sacerdote Martín Lutero, o la de Juan Hus, Calvino, Wesley y tantos más.
Pero parece que muchos no han estudiado la propia muerte del Mesías a manos de un estado a solicitud de la Iglesia de la época.
Mire si la Iglesia fue perseguida que cuando los protestantes crearon su nación en EE.UU. no quisieron elegir a alguien que fuera católico por los primeros 200 años de su historia. El único presidente católico ha sido John F. Kennedy, elegido en 1960. Una de las razones por las que se pensó que jamás ganaría Kennedy fue porque se temía que un presidente católico daría más atención al papa que a la Constitución. Lea cualquier biografía de Kennedy (le recomiendo la escrita por Chris Matthews, que es bastante amena) donde se habla ampliamente de eso.
Si seguimos las palabras: “Dad, pues, a César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21), los cristianos ganaron el caso. Lo contrario a eso es lo que hoy tenemos en Arabia Saudita y Afganistán, donde hay unión de Iglesia y Estado.
Piense que mañana se mudaran los 40,000 adventistas del Séptimo Día a San Lorenzo y deciden poner una ley municipal para que los comercios tengan que cerrar el sábado so pena de multas y arrestos. Si te suena loco, busca lo que fueron las “leyes azules” (blue laws), donde así ocurrió por mucho tiempo solo que para obligar a “guardar” el domingo.
Por eso es absurdo el argumento de que “la mayoría manda”. La mayoría escoge quién administre, pero con límites. Para eso pusimos en la Constitución protecciones. Porque si mañana en Culebra se muda una mayoría de mormones, ¿pueden prohibir tomar café allí? O si se mudan musulmanes a Cayey, ¿pueden prohibir comer cerdo y que se chave Guavate?
Por eso nunca he entendido la lucha antigay. Si dos adultos del mismo sexo quieren firmar un papel donde unen sus vidas para que en caso de herencia, de planillas y contratos sea igual que si lo firman dos adultos de diferente sexo, ¿por qué eso te afecta?
El Gobierno puede sacar la palabra matrimonio del Código Civil y no por eso usted deja de estar “casado” ante los ojos de Dios. Frente al Gobierno el papel que usted llena cuando se casa tiene el mismo valor que el papel para sacar su celular o hipoteca. Se llama contrato. ¿No cree que todo esto del matrimonio gay se ha sacado de proporción por las religiones?
Si en su iglesia quieren seguir pensando que el matrimonio es solo entre hombre y mujer, nadie puede impedir ese pensamiento. Si usted cree que esto es una señal del final de los tiempos y la Segunda Venida, pues… Maranata.
El argumento de que la lucha contra los gays es la lucha a favor de la familia y el hogar tampoco tiene sentido. ¿De verdad a tu hogar lo afecta que dos hombres se acuesten, llenen planillas y hagan contratos juntos? ¿De verdad tu familia está en peligro porque dos mujeres hereden?
¿De verdad te afecta más si los gays se casan que la falta de tiempo para compartir con tus hijos e hijas, que los impuestos, que la falta de empleo por la corrupción? ¿De verdad tu hogar se afecta si dos personas del mismo sexo se aman o se afecta más por tener que salir de tu casa a las 5:00 a.m y regresar a las 7:00 p.m por el tapón gracias a la mala planificación que creó un caos, rompiendo la pasión de pareja, poder ir al cine, a un picnic en familia tras un día de trabajo? ¿No te afecta más no poder ir a la playa, al campo, al río, por la contaminación o por el miedo de que te asalten?
Sin que existiera el matrimonio gay ya siete de cada 10 matrimonios terminan en divorcio. Obviamente el matrimonio gay no provocó la crisis en el matrimonio actual. No sé, el Jesús que yo leí en la Biblia dijo que seríamos salvos si cumplíamos con dar pan al hambriento, ropa al desnudo y agua al sediento (Mateo 25).
La Biblia tiene más textos condenando la obesidad como pecado que el homosexualismo. ¿Cuánto usted pesa? También condena utilizar prendas (¿usted las usa?). ¿Comes cerdo? ¿Juegas lotería? ¿Lees el horóscopo? El capítulo 2 de Santiago dice que si violas un mandamiento los violas todos… ¿por qué ponemos uno sobre otro?
Iglesia, ganaste. La demanda de la representante María M. “Tata” Charbonier la van a desestimar de inmediato pues no tiene sentido jurídico. Hacen eso porque creen que votas por el “show” y no por la sustancia. Ah, ¿no se dan cuenta de que si usan a la Policía para los “bloqueos de fe” para orar tienen que dejar que haya bloqueos para promover creencias como el satanismo, el islamismo y hasta la religión del spaghetti volador? ¿Te imaginas que te detenga la Policía para hablarte “voluntariamente” de la religión del spaghetti volador o que lo hagan para orarle a Satanás?
Esas prácticas son una derrota a lo que tanto lucharon tener. La Iglesia luchó por siglos y por fin logró LIBERTAD PARA ORAR Y ADORAR COMO QUIERA sin interrupciones del Estado y sin usarlo para ello tampoco.
Dios es tan caballeroso que nos dejó escoger libremente lo que queramos. ¿Somos nosotros más grandes que Dios que podemos exigir lo contrario?
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.


