La reforma laboral en esteroides = a coger cupones
"El gobernador parece que no comprende que su reforma laboral solo empujará a más personas a coger cupones y asistencia del gobierno..."

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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En la reforma laboral en esteroides el gobernador propone bajar los días por enfermedad y vacaciones a siete días al año como mínimo. También plantea eliminar el bono de navidad obligatorio y dejar a voluntad del patrono si desea dar un bono por productividad. Propone quitar la Ley 80 de despido injustificado. O sea, que si esto se aprueba (hasta ahora no hay los votos ni en Cámara ni en Senado para ello) el patrono te puede botar sin darte una mesada y si no puedes probar que fue por discrimen enumerado en otras leyes, no puedes hacer nada para evitar las consecuencias del despido.
Entonces, su justificación es que en la Florida y en Texas no existen leyes que obliguen a los patronos a darte vacaciones o días por enfermedad. Claro, no te dicen que en esos estados no se llenan planillas por ingresos estatales, se gana mucho más en promedio y tampoco te dice que en esos estados si te botan consigues nuevo empleo por circunstancias económicas que lo fomentan. Ante esa realidad, los patronos dan vacaciones y días por enfermedad porque de lo contrario el empleado renuncia y se va a otro sitio donde le den mejores condiciones de trabajo.
Pero aún peor. El gobernador parece que no comprende que su reforma laboral solo empujará a más personas a coger cupones y asistencia del gobierno porque nadie puede vivir con el costo de vida local a 7.25 la hora y tampoco a los 8.25 que planifica subir el salario mínimo local y hacer menos atractivo trabajar no ayuda en nada a la economía.
Veamos algunos datos:
1. Si usted cobra 8.25 la hora y trabaja full time (160 horas mensuales) su ingreso sería 1,320 dólares al mes. Para que una persona no pierda los cupones en la Isla (en otros estados es mucho más que esto) tendría que ganar menos de 245 dólares mensuales. Si gana más que eso, comienzan a penalizarle. Si esa persona tiene dos hijos puede ganar un máximo de 408 dólares mensuales o empiezan los castigos por trabajar. Una persona que vive sola recibe hasta 135 mensuales de cupones. Si tiene dos dependientes puede recibir hasta 118 por persona al mes. No es una millonada como alguna gente piensa.
2. Si un trabajador pasa de los 800 dólares mensuales no cualifica para la reforma de salud. Por lo que tendría que pagar un plan médico para sí y sus dependientes. Un plan médico familiar ronda los 500 dólares mensuales en el mercado. Así que, nuevamente, si una persona trabaja a 8.25 la hora, para evitar perder el plan médico del gobierno, no puede trabajar sobre 25 horas a la semana.
3. Si un trabajador pasa de un número de ingresos, dependiendo de sus circunstancias particulares, se convierte en inelegible para poder recibir Plan 8 o vivienda subsidiada en un residencial. Algunos cuando comienzan a trabajar tienen que pagar renta que puede ser desde $317 mensuales por un cuarto hasta $534 mensuales por tres cuartos. Como es caso a caso y hay gastos que se pueden descontar, no se puede establecer exactamente cuánto puedes ganar sin tener que pagar renta o volverte inelegible. De hecho, en este caso si no tienes hijos (fomentando que gente tenga muchos hijos que no necesariamente puede sostener) es casi imposible que puedas recibir ambas ayudas porque lo que puedes ganar es relativamente bajo sin tener que pagar por vivienda o volverte inelegible.
Con esto se demuestra el verdadero problema de fondo. Puerto Rico no crea empleos que hagan atractivo trabajar legalmente. Por esto vemos personas que se quedan recibiendo ayudas sociales y trabajan chiripeando por el lado porque no es rentable el trabajo formal ni creamos los empleos que paguen lo suficiente como para que sea atractivo dejar atrás las ayudas sociales y poder pagar la renta, el plan médico, la comida y los otros costos de vivir.
Sé esto de primera mano porque mi madre trabajaba limpiando casas a 20 dólares el día mientras a la vez recibíamos cupones para mis dos hermanas mayores y para mi. Sin ese dinero, no podíamos vivir. Su patrono se aprovechaba de eso y le pagaban por debajo del mínimo porque sabían que no podía reportar sus ingresos y hacen preso al pobre de las circunstancias de la pobreza.
Una persona que recibe las ayudas necesita trabajar menos de 25 horas a la semana para poder continuar beneficiándose de las ayudas porque el sueldo de 1,300 al mes no le va a dar para vivir, comer, tener techo, tener plan médico y poder pagar los gastos y contribuciones tan altas como la crudita, el IVU, y los costos de trabajar como gasolina, carro, ropa, etc. Así que opta por quedarse en el mercado informal y coger cupones a la vez sin otro remedio.
Como me dijo una vez el profesor Héctor Cordero de la Universidad de NYC: “Los programas en Puerto Rico no atrapan a la gente en la pobreza porque son muy generosos. Los mantienen en la pobreza precisamente porque no lo son. Es un nivel de subsistencia y precariedad, pero no son un trampolín hacia un mejor futuro o parte de una guerra contra la pobreza. Buenos incentivos y apoyo en los programas de salud y nutrición, un buen subsidio al trabajo criollo y federal, aumento en el salario mínimo, más recursos para educación universitaria y capacitación, esas son las cosas que ayudan—además de buenas estrategias de desarrollo económico tanto a nivel Isla como a nivel comunitario”.
Para esto necesitamos apoyo del gobierno federal por una cantidad de años considerable, probablemente sobre 20 años en lo que creamos un modelo educativo que fomente el empresarismo y la auto gestión que culmine en crecimiento económico que pague mejor que el mínimo de 8.25 la hora y permita beneficios laborales. Hay alternativas y este es el momento para exigir flexibilidad del gobierno federal tras el huracán María.
De lo contrario, es falso que una reforma laboral en esteroides logre más empleos. Nos metimos en una trampa de dependencia hace décadas. Ahora para salir de ella tiene que haber una transición ordenada hacia la producción y el trabajo. Quitando beneficios al empleo no se logra crecimiento económico, por el contrario, nos perpetúa en el mantengo y por tanto, en la pobreza.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.