Mientras las redes sociales están atiborradas de eventos en los cuales los delincuentes tirotean a plena luz, el representante Jorge Navarro logró que un agente del CIC de Carolina fuera su “asesor” en un extraño destaque. 

Puerto Rico siempre ha sido un lugar con muchos asesinatos y la violencia es parte de nuestra historia. Aún en la década de 1940, cuando nuestros abuelos nos hicieron creer que la gente era bien buena, la tasa de asesinatos era sumamente alta.

En los 40, por ejemplo, la población boricua era de 1.8 millones y los asesinatos rondaban entre los 300 y 350 al año en promedio.

Hoy la población es de 3.3 millones y los asesinatos son entre 600-700 en promedio. 

Según un estudio del FBI, aquí ocurre un asesinato cada 14 horas. La revista Forbes puso a Puerto Rico como el lugar donde más asesinatos ocurren con armas de fuego. Aquí es sumamente fácil conseguir un arma para matar a alguien donde casi 80 de cada 100 asesinatos son con armas de fuego.

Eso nos pone peor que El Salvador y Honduras donde ocurren 73 y 66 de cada 100 asesinatos con armas de fuego, respectivamente. 

En febrero de 2018, Héctor Pesquera admitió que la Policía tenía una tasa de esclarecimientos de cerca de 30%. Esa cifra se ha puesto en duda y a noviembre 30 de 2018, se admitió que es cerca de 23% el verdadero número. Eso quiere decir que cada asesino sabe que 70 a 80 de cada 100 asesinatos no van a arrestar a nadie.

Según el FBI, en Estados Unidos el esclarecimiento ronda el 60%. O sea, aquí estamos a menos del doble de lo que se logra en los estados. También sabemos que las penas no son un verdadero disuasivo a los delitos. El delincuente le teme mucho más a que lo cojan que al tiempo de cárcel que le metan. Es decir, que el asesino le teme a cometer el delito si lo cogen, no si le van a echar 50 o 100 años de cárcel. Tampoco hay miedo a la pena de muerte. A lo que realmente están los criminales pendientes es a ver si los van a coger o no y en la inmensa mayoría de los casos no los cogen las autoridades. La justicia que realmente funciona en la Isla es la de la calle cuando te cogen los rivales o los tuyos en un acto de traición. 

Lo que vimos este fin de semana ocurriendo en las zonas turísticas no tiene perdón. De hecho, en muchos países para proteger al turismo meten hasta al Ejército para proteger la economía y los empleos que esto promueve.

Sin embargo, en Puerto Rico permitimos que, aunque menos agentes que nunca, un legislador tiene un agente de la Policía en destaque trabajando como su escolta, perdón, “asesor”. 

Lo peor es que este agente está adscrito al CIC de Carolina, la gente que se supone esté esclareciendo asesinatos. Así de al garete administramos esto. 

Para echarle insulto a la herida, un estudio dice tendremos una patrulla y un puñado de agentes disponibles a la vez en los cuarteles de la Isla. Es decir, que para ahorrar dinero no podremos atender dos escenas del crimen simultáneas, así que cuando un delincuente sepa que ocurrió algo de inmediato irá a cometer otra fechoría sabiendo que, aunque llamen al 9-1-1, nadie va a llegar. 

La razón de ser del Gobierno más que cualquier otra cosa es la seguridad. Ni siquiera la salud o educación son primarias a la seguridad. 

El gobernador dice que los tiroteos recientes son inaceptables, pero ¿cómo los trabajará con menos agentes, menos patrullas y con un jefe policial que dice que él se iría de Puerto Rico si cobrara lo mismo que un agente supuesto a enfrentarse a los narcos que en una noche se hacen del sueldo mensual de un uniformado? 

Hay que definir los servicios esenciales y darle prioridad a lo que es primario, porque no se puede salir de la crisis económica cuando tirotean en Dorado y en Isla Verde, Carolina, a plena luz del día y no hay consecuencias.