En esta última columna del 2020 quiero repasar lo que se avecina en el 2021. Llevo ya bastantes años escribiendo en este espacio y sé que algunos lo leen para criticarme y otros ni leen, pero como quiera lo que hacen es tirarme a matar en los comentarios que, de hecho, siempre leo para entretenerme.

La mayoría tiene reacciones negativas, pero sé que muchos reaccionan vacilando porque no tienen mucho que hacer. Lo que sí tenemos que entender son varias cosas que se nos avecinan en el 2021 que aún no hemos tenido que sufrir porque, dentro de todo, algunas cosas se han postergado por la situación de María, terremotos, nuevo gobierno en verano 2019 y ahora la pandemia.

Pero la realidad económica es como un ancla, tarde o temprano, se encaja y te obliga a enfrentarte a ella. Si bien este año le cambió la vida profesional y personalmente a todo el mundo, en el año que comienza esta semana tendremos que seguir luchando con la pandemia y con una situación económica que hemos “pateado” como una lata y que todavía no hemos experimentado, para bien o para mal, gracias a la Ley Promesa.

El próximo 10 de febrero, Puerto Rico tiene que presentar el Plan de Ajuste de la Deuda en la sala de la jueza federal Laura Taylor Swain y, aunque la Junta de Supervisión Fiscal -organismo que nos representa ante la jueza- dice que este es el camino para salir de la quiebra, lo cierto es que también pondrá a Puerto Rico a pagar por primera vez su deuda después de 1,643 días sin hacerlo.

Desde el 1 de julio de 2016, Puerto Rico no paga su deuda a la que estaba obligado a pagar conforme a la Constitución. Esa ley, con sus luces y sombras, llegó a Puerto Rico luego de que Alejandro García Padilla (gobernador PPD) y Pedro Pierluisi (comisionado residente del PNP) se pusieran de acuerdo para pedirle al Congreso que nos dieran un “break” de la deuda. Para entonces, Jenniffer González y Ricardo Rosselló se opusieron a ello.

Sin embargo, el 3 de mayo de 2017, Rosselló dio reversa y pidió a la Junta no tener que pagar la deuda y usar la Ley Promesa porque Puerto Rico no podía pagarla, contrario a lo que prometió por años en la campaña electoral.

O sea, Alejandro y Pierluisi tenían razón, Puerto Rico necesitaba un respiro para reorganizar las finanzas. El problema fue que, para poder aprobar dicha ley, el Congreso -dominado por los republicanos- pidió que teníamos que tener una Junta que supervisara las finanzas de la Isla. Así que Pierluisi fue el PNP que dijo la verdad aunque luego esto le costaría en su primaria con Rosselló.

Ahora, espero que esta nueva realidad obligue al nuevo gobernador a poner los pies en la tierra y no cometa los mismos errores que hizo la gobernadora saliente, Wanda Vázquez, a quien esta semana la jueza Swain le invalidó nada más y nada menos que cinco leyes por ser irresponsables ante la realidad fiscal que enfrentamos. Lo mismo que a Rosselló cuando se puso a dar subsidios y beneficios.

¿A quién se le ocurre aprobar la Ley 176-2019 para aumentar los días de enfermedad y vacaciones a los empleados públicos cuando no hemos pagado nuestras deudas? A Wanda Vázquez, que está acostumbrada a crearle falsas expectativas a la gente con promesas y leyes populistas.

Además, la Ley 181-2019 buscaba otorgar un aumento salarial a los bomberos de casi $3 millones anuales, por encima del alza que la Junta incluyo en su plan fiscal y sin identificar de dónde saldrían los ingresos para esto. Si bien es loable un aumento a estos trabajadores que arriesgan su vida, lo cierto es que no es justo que se le creen falsas expectativas que la gobernadora sabía que no le iban a aprobar porque no identificó la fuente de ahorro en otras partidas o un nuevo impuesto para compensar el gasto adicional. Son datos y matemática básica.

Por si fuera poco, la gobernadora firmó la Ley 47-2020 para ampliar el grupo de profesionales de la salud elegibles para recibir beneficios contributivos bajo el Código de Incentivos de Puerto Rico, pero tampoco identificó cómo compensaría la disminución de ingresos que recibirá el Departamento de Hacienda.

Y para cerrar con broche de oro el año y su mandato, Vázquez anunció esta semana una asignación de $8 millones para comenzar el diseño de un nuevo radiotelescopio de Arecibo sin someter este desembolso no esperado a la Junta y sin hablarle claro a la gente de que este dinero, que pudiera ser utilizado para mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños en otros renglones, no darán ni para montar una carpa para comenzar la reconstrucción del radar.

Gobernadora, esperamos que nos diga cuáles son esas entidades privadas y federales que dijo que están interesadas en rediseñar el radiotelescopio, porque desde 2006 la Fundación Nacional de las Ciencias está advirtiendo su falta de interés en continuar este proyecto que, además, costaría al menos $12 millones anuales para operarlo. Obviamente, este fue otro anuncio para las gradas y sonar bonita mientras tanto.

Sin duda, Pierluisi ha comenzado con el pie izquierdo al anunciar una juramentación con 400 personas cuando bien sabe que se le está pidiendo al pueblo que no ejerza su derecho constitucional a la libre reunión, asamblea y movimiento. Es una impertinencia mayor lo que hace el gobierno al no aplicarse para sí lo que le aplica al pueblo que ha tenido que renunciar a sus libertades civiles.

Sin embargo, eso es nada en comparación con el plan de ajuste de la deuda que tendrá que presentarse ante la jueza Swain, quien decidirá el nivel de gastos razonable que puede tener el gobierno junto con la realidad del impuesto a las foráneas, los fondos con fecha de caducidad de Medicaid y otras realidades tan reales como las reducciones de las pensiones de retiro.

Ahora, pasada esa actividad, queda de Pierluisi demostrar que será diferente más allá de hablar diferente. Es su trabajo informar a Puerto Rico de la realidad fiscal y económica, y sus planes de desarrollo económico basándose en el capital humano educado. De lo contrario, sería una tercera década perdida como le dijeron a la del 2000 al 2010 y ahora le empiezan a decir a la del 2010 al 2020. Queda en sus manos, gobernador, y algunos pensamos recordarle al País la verdad mientras la vida lo permita.