Después del huracán María traté de ayudar, traté de genuinamente ser un comunicador y no pasar juicios sobre corrupción. Amigos me advirtieron que en el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) lo que había era una corruptela horrible, pero aún así hasta escribí una columna aquí diciendo que no era momento de pelear contra los políticos, sino de hacer equipo y ayudar.

Con el tiempo, vi que Alberto Velázquez Piñol entraba al COE como si tuviera algún rol en el gobierno. Vimos que en Salud realmente no mandaba el secretario, sino Alberto Velázquez Piñol manejaba el aparato de Salud y hasta sin tener un puesto daba órdenes. Velázquez Piñol, ahora acusado por los federales, fue nombrado por Ricardo Rosselló a dirigir el trabajo de Salud aunque no tenía ningún puesto oficial para ello.

No era el único. Esteban Pérez Ubieta también estaba en el COE sin tener un puesto oficial. Por allí rondaba y caminaba pululando en el 2017, como si años antes no hubiera traqueteado las subastas para favorecer a sus cuates en el PNP, quienes se llevaron contratos multimillonarios gracias a que Pérez Ubieta paralizaba el reloj y les beneficiaba. Finalmente, una mujer testigo lo tiró al medio y este tuvo que declararse culpable. Su esposa, Janet Santana Frasqueri, ahora trabaja con Wanda Vázquez aunque antes tuvo unos casitos de malos manejos de fondos federales hace un tiempito.

No eran los únicos, Elías Sánchez tenía un pase de acceso total al centro de operaciones de emergencias sin tener un puesto oficial en el gobierno. Estos sujetos eran el verdadero poder detrás del trono en esas agencias. Por tanto, cuando vi que el director de campaña de Wanda Vázquez contactó a Mabel Cabeza en Fortaleza para unas gestiones a favor de un referido suyo tuve que sonreír.

Cuando escuché decir al secretario de Salud nuevo, Lorenzo González, que el task force es necesario y que Segundo Rodríguez y Juan Salgado solo son asesores, pero las compras las hace el personal de Salud, tuve que sonreír otro poco más. En nuestro gobierno, las figuras decorativas en puestos con supuesto poder son la norma, pero el verdadero poder está fuera de los puestos. Como el hijo de O’Neill en Guaynabo, que sin ningún puesto oficial dominaba y subyugaba mujeres, según se probó en el tribunal federal, así mismo ocurre en otras esferas del gobierno.

La historia nos muestra que los “amigos” buscan la manera de poner en posiciones claves a personas leales y luego de que esas personas le deben la vida, le piden ayuda para sus clientes una y otra y otra vez. ¿De verdad usted cree que siete funcionarios de bajo copete de diferentes agencias del gobierno se van a atrever a ponerse de acuerdo y prepagar $19 millones en pruebas haciendo una transacción sin tener autorización de los más altos niveles?

Estamos hablando de que la compra más importante en el momento de mayor vulnerabilidad de la historia de la patria, según la gobernadora, fue confiada a funcionarios de cuarto nivel y que estos actuaron en ocho horas para aprobar eso sin consultar a nadie.

Según la gobernadora, una isla supervulnerable a una enfermedad como Covid -con 850,000 personas de sobre 60 años; 630,000 hipertensos y 350,000 diabéticos, y las tasas más altas de asma del mundo-, no tenían ni un funcionario que pudiera hacer lo que hizo Valeria Collazo Cañizares de Telemundo. Valeria, simplemente le escribió a la empresa en Australia que hacía las pruebas. Luego contactó al supuesto enlace de estos en Arizona. En cuestión de un par de horas estas empresas le contestaron, diciendo que le darían respuestas a la brevedad.

Como cuestión de hecho, ambas empresas contestaron que no tenían contrato o relación contractual alguna entre ellas y que no sabían de la supuesta compra de Apex. Eso se lo dijeron a una periodista, pero ni una de las siete agencias vinculadas pudo siquiera buscar en Google que la empresa australiana empezaría a producir en abril, y aquí nos hicieron creer que llegarían en marzo.

Pero según la gobernadora, todo estuvo bien y ese es el curso ordinario de las compras en Salud. En efecto, así es.

En la Salud de los boricuas, bajo Ricky y ahora bajo Wanda, lo que hay es lechuga para los cabros.