Estonia, que hasta hace poco era un país sumido bajo la pobreza, ahora está entre los más educados del mundo. En el 2000 el ingreso per cápita era la mitad del nuestro, ahora nos duplican. Se propusieron mejorar su calidad educativa y en las pruebas PISA salieron entre los mejores países del mundo, cuando antes estaban bien rezagados en sus comienzos. En solo 10 años han logrado entrar a un exclusivo club y todo, copiando el modelo de Finlandia a quienes ahora le pasaron.  

Trágicamente, Puerto Rico dejó de participar en las pruebas más importantes del mundo en el tema de la educación hasta la superior. Cuando lo hicimos, estábamos entre las posiciones 56 y 58 de los 65 países. Aquí preferimos taparnos los ojos antes de saber la verdad y compararnos con el resto del mundo en el tema de la educación donde gastamos sobre $2.5 billones; es decir, $8,600 se invierten por estudiante, mientras que Estonia gasta $6,900 por estudiante y está entre los primeros cinco del globo. 

Por allá por Afghanistán, al norte de Irán, hay un país que fue seleccionado como el país del año por The Economist. 

El presidente dictador de Uzbekistán por casi 30 años obligaba a la gente a trabajar en la industria agrícola. Tenía cárceles de tortura. A los opositores, dicen relatos, los mandaban a hervir vivos para darle ejemplo a los demás. Estoy hablando de un pueblo que recibió su independencia en el 1991 y desde entonces ese era su presidente. 

Este país -parte de la Unión Soviética hasta su caída- y, que era corrido con mano de hierro, era famoso porque obligaban a miles y miles de hombres, mujeres y niños a recoger algodón en los campos como si fueran esclavos de la época del 1850 y los 400 años de brutal trasiego de africanos hacia Estados Unidos y Europa. 

Todo eso hasta el año 2016. Sí, hace menos de cuatro años el presidente Islam Karimov murió. Lo sucedió el primer ministro que decidió que había que hacer cambios. El nuevo presidente, Shavkat Mirziyoyev, decidió implementar cambios particularmente el año pasado. Eliminó cárceles que realmente eran centros de tortura. Quitó el trabajo obligatorio como esclavitud. 

Está dejando entrar a periodistas internacionales, está totalmente prohibido sobornar pequeños negocios lo cual era bastante común; están permitiendo cruzar fronteras y abrieron algunos puntos adicionales; se está invitando personas de otras partes del mundo a trabajar allí y ayudar al desarrollo e inversión del país. De hecho, tienen elecciones parlamentarias.  

Ahora, no se crea que todo es perfecto; de hecho, ni remotamente. Todavía tienen montones de presos políticos por meramente criticar al gobierno, los partidos todos tienen que apoyar al primer ministro actual y les falta de verdad para progresar. Pero, en un año implementar todos esos cambios es impresionante. 

India, por otro lado, ha ido en retroceso en algunas cosas como el abuso de los musulmanes. Pero, en el informe más importante para hacer negocios del mundo, Doing Business, subió dramáticamente mejorando sus números de un año para el otro. De hecho, antes en este indicador Puerto Rico estaba en los primeros 30, pero ya vamos por la posición 65. Lo triste, no es que estamos bajando, es que no hemos tomado reformas para hacer ajustes mientras otros sí y es por esto que nos han estado pasando por el lado. O sea, no que lo hagamos peor que antes, es que lo hacemos igual, y países que lo hacían peor se pusieron de meta mejorar en este indicador mundial y nos han pasado. 

Aquí siempre que algo sale mal, le echamos culpa al status y, sin duda, el status es bien importante, pero según el Doing Business, si Puerto Rico simplifica su sistema de impuestos, permisología y el costo de la AEE estaríamos entre los primeros del mundo. PISA nos hizo recomendaciones y mejor no cogimos la prueba para mejorar el sistema educativo de K a 12. Esas cuatro cosas están bajo nuestro control. Si no somos de excelencia no es por falta de opciones. Puerto Rico puede ser un paraíso, solo falta que cooperemos.