La prueba directa es cuando un testigo vio al asesino y quedó todo grabado. Pero también se puede probar un asesinato sin prueba directa, a eso le llaman prueba circunstancial. En esta columna, te voy a plantear que hay suficientes elementos como para comprender que si bien no te puedo probar que alguien te robó tu derecho al voto con toda la intención el domingo pasado, sí hubo alguien que vio que te lo iban a robar y que su deber fue advertirlo y, deliberadamente, dejó que ocurriera.

Debo comenzar diciendo que aunque hay muchos responsables, el nivel de culpa de unos es demasiado más grande como para no enfocarnos en ellos. Aquí fue Lolin Santiago, nombrada por Thomas Rivera Schatz y su aliada más cercana desde hace décadas, y el presidente Juan Ernesto Dávila, confirmado como juez por Rivera Schatz, los principales culpables del domingo pasado.

Me explico. El calendario electoral se vio afectado dramáticamente por la pandemia del Covid-19. Como parte de esa práctica de que “los servidores públicos cierran y la empresa privada sigue operando” (se cierra el servicio público cuando más el público necesita el servicio) la CEE en su momento estelar no estuvo trabajando. Se comprende, pero entonces más organizados hay que ser.

En fin, el 20 de junio se aprobó la reforma electoral de Rivera Schatz. Esa misma que la gobernadora había dicho que no iba a firmar si no era con el consenso de todos los partidos, fue firmada por Wanda Vázquez cuando todos le pidieron que no cambiara la ley electoral a semanas de las primarias. Aún así la gobernadora, traicionando su palabra, la firmó.

En esa ley se le entregan los poderes de dar los contratos al presidente de la CEE. Por tanto, Juan Ernesto Dávila aguantó dar los contratos y compras claves hasta que él tuviera todos los poderes sin tener que darle cuentas a nadie porque los vicepresidentes había que botarlos según ordenaba la ley electoral nueva de Rivera Schatz.

Las papeletas que se supone se compren y comiencen a imprimirse el 9 de junio, se empezaron a imprimir el 13 de julio, es decir, a 3 semanas de tener que ser entregadas en vez de 2 meses. Algo parecido ocurrió con la tinta, las batas, equipo contra el Covid, casetas, y todo lo vinculado con las compras que ahora dominaba en totalidad Juan Ernesto.

Tatiana Ortiz Ramírez, de Rayos X, también encontró que Lolin Santiago sabiendo que estaban tarde, cometió al menos 5 errores enviando papeletas equivocadas. Por lo que una vez impresas, se tenía que volver a imprimir atrasando dramáticamente todo.

Las papeletas del PPD ya estaban casi listas el martes pasado, pero para poder entregar a la par, tuvieron que detener las del PPD para imprimir PNP que eran más y tenían muchísimo más atraso. Pero, el PPD realmente si seguían, ya el miércoles a más tardar jueves tendría todas sus papeletas.

No era el caso del PNP y Lolin lo sabía que desde el miércoles a más tardar tenían que entregarle las papeletas y le debían 1.7 millones de ellas y no hizo nada, sino que el mismo sábado dijo que estaban listos.

Los camioneros se quedaron con la boca abierta cuando los mandaron para sus casas el viernes y no trabajaron. Normalmente, los viernes se envían a los cuarteles de los precintos más lejanos, los camiones con las papeletas PNP y PPD y allí quedan custodiadas hasta el domingo. Eso no ocurrió viernes. Tampoco el sábado. Empezaron el domingo y el PPD -viendo el atraso del PNP- decidió enviar las suyas aparte para evitar quedarse atrás. Para colmo, empezaron mal llevando las primeras a los lugares más cercanos en vez de a los más distantes.

Lo correcto hubiera sido que Lolin y Juan Ernesto desde el jueves llamaran a la gobernadora, le advirtieran que hacía falta enmendar la ley para atrasar las primarias, pero eso no ocurrió. ¿Por qué? Nadie sabe, pero cuando al fin al mediodía del sábado llegaron el 95% de las papeletas el PNP decidió no arrancar porque hacía falta una papeleta totalmente inconsecuente y que bien se pudo haber atrasado, que era la papeleta para la vacante de Larry Seilhamer, paralizando el embalaje por casi un día completo más.

Cierto, faltaban las papeletas de resguardo (back up) y las del colegio añadidos a mano (que casi no se usan aunque en esta se usaran más de lo normal) por lo que bien debió haberse atrasado desde viernes cuando se supo que estas no llegarían ni siquiera el domingo (llegaron miércoles), pero una vez decidieron seguir, bien pudieron haber enviado las que sí tenían.

La evidencia circunstancial es demasiada. Ahora el Supremo nos manda a remediar el mal hecho votando de nuevo donde no se pudo, también donde se tuvo menos de 8 horas abiertos el colegio, contar los votos pasados sin publicar y sabrá Dios qué otra cosa.

¿Y quién paga por el asesinato? ¿A quién van a arrestar o al menos investigar por los millones adicionales que se van a gastar? Mientras sigamos en impunidad total nadie pagará por nada y seguiremos robando hasta la democracia. Aquí un chat nos llevó a las calles, ¿y el robo burdo en la cara no provoca nada?

Busque el calendario electoral y todas las violaciones cometidas al mismo que se supone preparara Lolin y Juan Ernesto y usted se dará cuenta de que esto que ocurrió se sabía, y sin duda Lolin y Juan Ernesto sabían que era imposible remediarlo permitiendo el acto. Esto fue como el que vio que su hijo se iba a electrocutar con el enchufe y no lo detuvo.

Ahora, ¿por qué si todas estas pruebas circunstanciales ocurrieron no detuvieron el mal rumbo?

Puede que a alguien le convenía atrasar la cosa, porque el domingo pasado de seguro perdía y el domingo que viene quizás logre mayor participación de la periferia y con eso gane. Las estrategias presentadas en las demandas fueron burdas y se chotearon. Veremos los resultados.