No es la primera vez que Puerto Rico se enfrenta a problemas serios y profundos. Nuestra historia está repleta de momentos cuando parecía que no teníamos esperanza de un mejor mañana.

De hecho, si miramos muchos indicadores, estamos mucho mejor que hace 100 años cuando apenas empezamos a tener una ciudadanía porque ni eso teníamos. Nuestro verdadero problema es que uno no puede ver claramente un mejor futuro.

Al contrario, las noticias todos los días son desalentadoras. La corrupción legal e ilegal, la compra de votos creando un pueblo dependiente y una fuerza empresarial cuponera, nos hace ver que el futuro no será brillante.

En la clase del doctor Edwin Irizarry Mora (Econ 3085) en el RUM recuerdo que discutíamos como bajo la administración Roosevelt las cosas estaban tan mal aquí que se dijo entonces que éramos el lugar más pobre de América.

Hoy esa no es la realidad, pero pusimos toda nuestra base industrial y empresarial a depender de la sección 936 y el empresario local metió su capital en la deuda que financiaba gobiernos corruptos y por tanto no creamos las herramientas para el desarrollo económico. Ahora, tenemos una oportunidad.

La humanidad está enfrentando momentos de inflexión. La inteligencia artificial y la automatización está cambiando las cosas al punto de que en las recientes reuniones de las personas más poderosas del mundo (en Davos) el tema más relevante es qué harán los ultras ricos cuando cerca de 40 de cada 100 empleos que hoy existen desaparezcan o cambien dramáticamente.

Los verdaderamente poderosos del mundo se la pasan comentando sobre si el desempleo será al nivel de que tendrán que atrasar o incluso pagarle a la gente por existir con tal de evitar una revuelta de las clases bajas cuando en efecto vean que las máquinas y el software los va a dejar sin trabajo.

Claro, desde el 1890 se ha pensado que las máquinas van a eliminar los empleos y que por tanto no debe permitirse la tecnología. Entonces, las máquinas sacaron a los agricultores del trabajo cuando 90 de cada 100 empleos eran en el mundo agrícola y ahora menos de 1 empleo de cada 100 lo es.

Siempre que ha venido tecnología, se han perdido empleos, pero se han creado otros nuevos. Esta vez, expertos afirman que no será igual. Esta vez, el “machine learning” está cambiando paradigmas a una velocidad que la humanidad no está preparada para afrontar. De hecho, la OECD (organización de los 30 países más poderosos del mundo) sacaron un informe advirtiendo de la necesidad de acción ya.

Como dice Yubal Noah Harari: “[L]a unión de biotecnología con la infotecnología nos confronta con la batalla más grande que la humanidad jamás ha tenido”. Estamos hablando desde la sustitución de cajeras, malls, en fast foods todo será automático desde la orden en la pantalla hasta el producto que vas a comer, trabajos como abogados, inclusive los médicos donde rasgos del rostro en una foto y laboratorios podrá dar un mejor diagnóstico que profesionales entrenados.

Siendo esta realidad ineludible e inevitable, Puerto Rico debe apostar a este nuevo mundo. Ya estamos 20 años atrás porque otros países han adelantado bastante en esa ruta, pero si sabemos que el futuro va en una dirección, ¿por qué gastamos recursos en otra? Es obvio lo que está haciendo Google, Amazon, Facebook y Apple. Todos están en la búsqueda del petróleo del nuevo milenio que son los datos de los gustos, preferencias, condiciones que vivimos cada uno para hacernos adquirir el producto o servicio que a ellos conviene. 

Si sabemos todo esto, ¿qué esperamos para exigir un cambio de enfoque y convertir a nuestras escuelas y universidades en una misión directa hacia ese futuro? Si alguien sabe de esto es el gobernador, quien conoce y domina estos asuntos. Pero más que un gobernador que lo sepa, hace falta un pueblo donde llevar computadoras a las escuelas no sea sinónimo de que se las van a robar, etc.

Entiendo el escepticismo, pero ¿acaso no hemos salido de problemas peores en el pasado?