En los pasados días he visto a la prensa hacer énfasis en los pedazos en que ha quedado el PPD. Sin embargo, el PPD es un partido de centro cuya virtud es el culipandeo.

La verdadera noticia está en el gobierno reciente electo.

El gobernador electo por el porcentaje más bajo en la historia ya ha recibido duros golpes de su propio partido. En vez de darle espacio para gobernar, Ricardo Rosselló, ya se quedó sin gobierno o al menos tiene un gobierno seriamente compartido.

Sé que lo van a desmentir y decir que están unidos, pero la verdad es que en menos de una semana el gobernador electo se quedó sin Senado y sin Cámara de Representantes. 

Todos saben ya lo que pasó el cuatrienio de Luis Fortuño cuando Thomas Rivera Schatz utilizó sus estrategias para tener un cogobierno. Las estrategias de Rivera Schatz le dieron la sapiencia de ver lo que pasaría en el 2012 a su partido y advirtió de la derrota electoral, pero a la vez fue montando las estructuras para poder regresar con poder político y si posible aspirar a la gobernación.

Igualmente, le pasó a Alejandro García Padilla que en el Senado tenía un pulseo fuerte con Eduardo Bhatia y tres legisladores de la pava en la Cámara decidieron dar al traste con las posibles soluciones que este planteaba para incluso regresar a la papeleta en el 2016.

Las apuestas de Alejandro eran que con alivios contributivos a la clase media y un impuesto alto al consumo que diera dinero para un reembolso a los viejitos serían su carta de triunfo. Pero su partido no le dio el gusto. 

Rivera Schatz, por su parte, decidió guardarse durante este cuatrienio e ir montando su gente en la base del partido para regresar.

“Casi todos los hombres pueden soportar adversidad, pero si de verdad quieres saber el carácter de un hombre, dale poder”, dijo Abraham Lincoln. 

Y eso fue lo que pasó. La gente que hizo el trabajo por cuatro años de ayudar al gobernador electo a montar sus estructuras quedaron fuera del poder legislativo.

Abel Nazario desapareció en el Senado luego de la primaria donde sus candidatos fueron aplastados y en las comisiones de poder quedaron los aliados de Rivera Schatz y Pedro Pierluisi. 

En la Cámara terminó presidiendo un vacilante legislador que “zigzagueaba” entre Pierluisi y Rosselló más que un niño entre la paleta o el mantecado. 

Al final se alineó con Ricardo Rosselló para seguir a su verdadera líder, Jenniffer González, quien lo empujaría para presidir la Cámara siempre que le respondiera a esta primero que otros.

Todo esto lo hacen Thommy y Jenniffer mirando al 2020, porque saben que las decisiones que tomará Rosselló harán muy difícil correr a la reelección. 

De otra parte, en la Cámara la figura clave fue Gabriel Rodríguez Aguiló, quien terminó con la comisión más poderosa de la Cámara (Reglas y Calendario) aunque era del equipo de Pierluisi que perdió.

Pero no solo él, astutamente Rodríguez Aguiló montó a su gente que también estaba con Pierluisi y las poderosas comisiones de Hacienda y Gobierno quedaron bajo el mando de legisladores que ayudaron a Pierluisi hasta el último día.

Así que cualquier reforma gubernamental y todo el presupuesto comienzan en las manos de allegados al otro equipo del PNP.

Pregunten de lo que pasó ahí a Thomas Rivera Schatz y a Andy Guillemard.

No me mal interpreten, no estoy diciendo que el doctor Rosselló va mal o bien. Hay que darle el espacio para dirigir el País el cual lo eligió con mayoría de votos, pero ante la división del electorado demostrado en su escaso por ciento de votos, la división interna del PNP y la subyugación a una Junta que parece estar muy aliado al gobierno de Fortuño y Pierluisi parece un gobernador que tendrá serios problemas en lograr los detalles de su mandato.