¿Tú querías tren? ¡tooooooma tren y su traición!
“En fin, llegamos aquí porque queríamos ser un país rico, con muchas carreteras y teníamos ínfulas de billetús. Nos equivocamos”

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Claro que tiene lógica hacer un tren o un sistema de transportación colectiva parecido, aunque deje pérdidas. Casi todos los sistemas de transportación colectiva del mundo dejan pérdidas. El Estado comoquiera los hace porque si se construyen estratégicamente dejan otro tipo de ganancia. Si en las zonas al lado del tren se incentiva la construcción de apartamentos, hoteles, y entonces en esos edificios de apartamentos en los primeros pisos hay restaurantes y comercios, oficinas de médicos, firmas de abogados, de profesionales y arriba viven miles de personas se genera toda una logística que aunque el tren deje pérdidas, el comercio, las patentes, arbitrios, impuestos y toda la riqueza que genera a su alrededor hacen que valga la pena su construcción.
Pero no, en Puerto Rico dimos incentivos para tumbar montañas y construir en Juncos, urbanizaciones en San Lorenzo, apartamentos en Cidra para hacer al país esclavo del tapón en vez de dar los incentivos de construcción y subsidios para zonas ya impactadas y lograr la construcción vertical como en todas las islas del mundo que no tienen nuestro complejo de continente. O sea, claro que construir hacia arriba y en zonas ya impactadas es más costoso... pues ahí es que deben ir los incentivos para bajar el precio a nuestra economía, no para hacer valles de montañas lejanas.
Lo mismo que pasó en el Tren Urbano ocurrió con el Choliseo y el Centro de Convenciones. Tiene lógica hacerlos aunque dejen pérdidas, siempre y cuando haya ya un plan concreto de los hoteles, cuartos noche y vuelos que van a llegar para poder entonces hacerlos, aunque dejen pérdidas en sí mismos. Porque lo que generan en turismo, consumo, impuestos, arbitrios y demás deja ganancias. Entre el Choliseo y el Centro de Convenciones, cuando le incluyes el pago de la deuda, las pérdidas anuales son $30 millones. En el caso del tren supera los $100 millones en pérdidas anuales. Cuando incluyes la AMA son $50 millones extra. Y toda esa infraestructura perdidosa tendría sentido si funcionara y hubiéramos creado este ecosistema de viviendas, negocios y comercio alrededor. Pero había que hacer todo a la prisa y sin consideraciones ulteriores para ganar elecciones. Ahora pagamos las consecuencias, pero somos como el que coge prestado y no quiere pagar la deuda, el que mete el chambón pata abajo y no quiere gastar gasolina y el que se come cuatro platos de arroz con habichuelas, patitas y carne frita y no quiere engordar.
En el caso de toda esa infraestructura construida teníamos el dinero para hacerla, pero no teníamos los chavos para mantenerla porque nunca se generó esa economía cercana. Y no hay muchas alternativas para resolver ese boquete enorme en el que nos metimos porque la Autoridad de Carreteras está gastando anualmente entre $300 millones y $400 millones más de lo que genera. Desde la época del exgobernador Aníbal Acevedo Vilá para acá se sabía que este día llegaría. De hecho, desde Pedro Rosselló y Sila Calderón, pero cuando se puso bien grave fue desde el 2003, cuando se inauguró el tren y en el 2005 se supo de la mala administración de Carreteras bajo Sila Calderón. Lo que se hizo bajo Aníbal y Luis Fortuño fue coger préstamos por $400 millones a $500 millones todos los años y que el próximo que llegue resuelva. Pero como ya no se puede seguir cogiendo prestado sin una fuente de repago y la Autoridad de Carreteras está tan quebrada que no hay quien le preste, pues ahora habría que buscar una de las siguientes alternativas:
1. Subir los peajes para lograr cerca de $400 millones anuales. Estamos hablando de triplicar el precio actual. El problema es que mucha gente no usaría ya el expreso para evitar el peaje y por tanto no dejaría el dinero que se espera de subirse tanto. Además, ningún político quiere hacer esto porque el pueblo cada día que paga el expreso recuerda que el político de turno lo subió.
2. Subir el impuesto al petróleo -la crudita- sustancialmente (que es lo que van a hacer). Esta opción le gusta mucho al político de turno porque el pueblo no la ve directamente, o sea, no es como el IVU y los peajes que cada vez que los pagas recuerdas el impuesto y quién lo puso, sino que como el impuesto es en el barril de petróleo, ya está incluido en el precio cuando pagas la gasolina y otros combustibles y derivados. Ojos que no ven, corazón que no siente me dijo un legislador sobre esto. Políticamente es mejor esta opción también porque como el precio del petróleo a nivel mundial está bajando, aunque se ponga el impuesto los precios de la gasolina y de otros combustibles van a bajar. O sea, hubieran bajado más sin el impuesto, pero van a bajar a precios más bajos que los actuales aun con el impuesto incluido por razones internacionales.
3. Privatizar los expresos. Esa opción parece muy “apoyada” por mucha gente que no sabe las consecuencias. Pero vean en el puente Teodoro Moscoso y en Metropistas el ejemplo de lo que pasaría en todas las carreteras de ser privatizadas. O sea, subirían anualmente los peajes como hacen estas entidades para sacarles ganancias. Además, tendríamos que vender las carreteras a precio de chopa apestosa porque sus deudas son de $7,000 millones y lo que dejan los peajes es actualmente menos de $100 millones. Para que eso sea negocio tendrían que dejar cerca de $350 millones al año, así que ya se imaginan a cuánto subirían los peajes. Además, cuando una entidad privada construye carreteras sin el financiamiento público salen mucho más caras que cuando las financia el gobierno porque Puerto Rico tiene acceso al mercado de bonos (cuando tenía) y por tanto el interés en esos bonos puede ser de 4% a 5%, mientras que el interés de préstamos a una empresa privada para una envergadura de nivel de carreteras sería mucho más alto.
4. Subir los derechos de tablillas y marbetes por $300 millones. Ya saben lo “impopular” que sería hacer eso.
5. Botar todos los empleados de Carreteras y reducir gastos por $300 millones y redirigir fondos. Este año Carreteras, para poder operar, cogió préstamos por $233 millones. Si botáramos a todos y todas no dejando ni una sola persona allí nos ahorraríamos casi $200 millones. Así que nos quedaríamos cortos aún por cerca de $100 millones.
6. Una combinación de todas las anteriores, pagando consecuencias políticas sustanciales.
En fin, llegamos aquí porque queríamos ser un país rico, con muchas carreteras y teníamos ínfulas de billetús. Nos equivocamos. Nuestra economía no daba para tanto y aquí pagamos el precio. Ahora, aunque se entiende la filosofía de que hay que pagar esas deudas viejas acumuladas desde Rosselló, Sila, Aníbal y Fortuño para acá, lo que está bestial de esta emisión de bonos de $2,900 millones que van a hacer para con el nuevo impuesto al crudo pagar los $2,200 millones en deuda acumulada en el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) es que hay un montón de barril de tocino apestoso a politiquería metido ahí otra vez. O sea, emisiones de bonos otra vez, parte con fines legítimos y otra parte politiquería nuevamente.
En esa nueva emisión de bonos que harán hay unos $130 millones para la Legislatura “destinar” y otros $50 millones para el gobernador “destinar” a nueva obra y mejoras permanentes. O sea, seguimos haciendo lo que nos trajo aquí y no cambiamos. Critican a Fortuño, pero hacen algo muy parecido. Vamos, la politiquería es natural en un país bipartita, pero en tiempos de sitio la disidencia es traición y Puerto Rico está sitiado por los fondos buitre y quienes nos dirigen nos clavan a traición, sabiendo que esa gente está como tiburones esperando carnada para devorar. Traidores.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.