Guadalajara, México. El mensaje ha sido claro: ellos lo quieren hacer por nosotros y por ellos. Por Puerto Rico.

Los jugadores que desde el lunes están en Arizona para jugar por Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol eso es lo que quieren, sentir el orgullo de mostrar la excelencia que han logrado en el campo profesional que escogieron en sus vidas.

Mostrarlo y compartirlo con sus pares, con sus compatriotas, sus familiares, su sangre. Su gente.

Y a pesar de los pesares, de la quiebra, de la corrupción y de la Junta, se ponen una camiseta que dice Puerto Rico en el pecho. Y los que no pudieron o no recibieron la invitación para hacerlo, posiblemente darían lo que no tienen por ser llamados a ponérsela. Y más aún, de hacerla lucir de la mejor manera.

Sí…el béisbol solo es un deporte. Y los deportes siempre pasan a un segundo plano ante la guerra, los desastres naturales, la muerte, la injusticia. Y eso es precisamente lo bueno del deporte como actividad, que nos sirve para despejarnos un rato de muchas de las cosas que nos aplastan anímica y emocionalmente.

Es un respiro que nos recrea y nos recuerda que aunque estemos en nuestro peor momento, del suelo no se pasa. Hay espacio para detenerse a inhalar el oxígeno de esa burbuja, exhalar, y seguir el camino.

De camino a México, en una escala, me detuve a curiosear por Primerahora.com para ver cómo había sido la reacción de los seguidores el béisbol en Puerto Rico con el inicio del Clásico Mundial de Béisbol, con los juegazos que se dieron en las primeras dos jornadas, y por supuesto ya había ‘trolls’, ‘haters’ y ‘keyboard warriors’ marinándose en su salsa de inferioridad y complejo.

Hubo alguien que sugirió que se cubrieran “cosas verdaderamente importantes”.

Pensé en las veces en que se “cubren cosas más importantes”, se anuncia IVU de 45%, se desbordan gritando y protestando en las redes y nada pasa. Al otro día empiezan a pagar el 45%.

Los que están en Arizona lo hacen por nosotros y por ellos, porque aún creen en Puerto Rico.

Quizás debamos comenzar a unirnos y a hacer –no escribir- más cosas por nosotros y por ellos. Por Puerto Rico.