El 26 de noviembre de 2011, hace casi exactamente cuatro años, el ex campeón boricua Kermit Cintrón retó en la Plaza de Toros de Ciudad de México a Canelo Álvarez por el cetro júnior mediano del CMB.

No fue una buena pelea para el carolinense Cintrón, radicado desde una temprana edad en Pensilvania, quien venía de perder dos de sus últimos tres compromisos: Canelo terminó apuntándose la victoria por nocaut técnico en el quinto episodio.

Pero Kermit, quien ahora se prepara para regresar al ring en enero o febrero, vio lo suficientemente de Canelo como para estar en una posición privilegiada para analizar su pelea de hoy con Miguel Cotto en el Mandalay Bay.

“Cuando peleé con Canelo”, me escribió por Facebook, “no lo encontré tan fuerte como la gente decía que era. Sí resultó ser más rápido de lo que yo esperaba, muy preciso con sus golpes y con una defensa bastante decente, pero de todos modos resulta muy difícil pelear con alguien en un ring que es tan pequeño como una cabina telefónica”.

Pero Kermit, un ex campeón wélter de la OMB y la FIB que tiene un récord de 35-5-2 y 28 nocauts, cree que la cosa será muy diferente cuando Canelo pelee con Cotto.

“Yo creo que, si empieza a atacarlo temprano al cuerpo, Cotto podrá ganar por nocaut o nocaut técnico”, dijo.

“Cuado yo logré pegarle al cuerpo a Canelo, él no estaba asimilando los golpes bien, así que mi predicción es que Cotto lo va a acabar en los asaltos finales, siempre y cuando le ataque el cuerpo agresivamente desde el principio”.

“Si se va a decisión”, dijo finalmente, “mi predicción es que Cotto va a ganar por decisión mayoritaria”.

Por mi parte, yo creo que una de las armas ocultas de Cotto va a ser precisamente lo que algunos consideran una de sus debilidades: al ser un poco más pequeño y liviano, podría neutralizar con su velocidad la velocidad de Canelo, quien antes ha peleado con gente tan o más rápida que él, pero no que también pegue tanto como él y que, para colmo, boxee más que él.

Pero de todos modos, me despedí de Kermit diciéndole que deseaba que tuviera razón.

¿Su respuesta?

“Yo sé que la tengo”.

No me atrevo a dudar de él.