Hoy se conmemora el 153 aniversario del Grito de Lares, gesta que nos hizo Patria y definió nuestra nacionalidad.

Las condiciones políticas y sociales de aquel entonces eran de explotación a los esclavos y a la clase trabajadora, conocida como jornaleros. La desigualdad económica y los beneficios de unos pocos a base del régimen colonial español precipitaron las condiciones para que se declarara por vez primera la independencia de Puerto Rico en 1868.

Los puertorriqueños debemos reflexionar sobre el significado del Grito de Lares y su pertinencia en estos tiempos. Puerto Rico es una nacionalidad única, con su propia historia, cultura, idioma e idiosincrasia. Hoy, con una identidad nacional robusta, a nuestro pueblo le asiste el derecho a su autodeterminación e independencia.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, los esfuerzos de descolonización de las Naciones Unidas derivan del principio de “igualdad de derechos y (…) de la libre determinación de los pueblos” estipulado en el Artículo 1 (2) de la Carta de las Naciones Unidas. La Carta estableció, en su Capítulo XI (“Declaración Relativa a los Territorios No Autónomos”, Artículos 73 y 74), los principios que siguen guiando los esfuerzos de descolonización de las Naciones Unidas. La Carta obliga a las Potencias administradoras, a saber, “los Miembros de las Naciones Unidas que tengan o asuman la responsabilidad de administrar territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio”.

En 1960, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales (resolución 1514 (XV) de la Asamblea General), conocida también como la Declaración sobre la Descolonización. En esa resolución, la Asamblea General, considerando el importante papel que correspondía a las Naciones Unidas como medio de favorecer el movimiento en pro de la independencia en los Territorios en Fideicomiso y en los Territorios No Autónomos, proclamó solemnemente la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones, y en este contexto, declaró, entre otras cosas, que todos los pueblos tenían el derecho de libre determinación.

En este momento histórico hay planteados ante el Congreso de los Estados Unidos dos proyectos de ley para atender el tema del estatus de Puerto Rico. Un proyecto es el de la comisionada residente Jenniffer González. Este proyecto excluye las opciones de independencia y libre asociación, ambas opciones reconocidas por el derecho internacional. Además, por tratarse de un proyecto de anexión no le vislumbro futuro. La semana pasada los senadores Rick Scott y Marco Rubio, ambos aliados del Partido Nuevo Progresista, anticiparon que no hay ambiente en el Senado para una propuesta de estadidad para Puerto Rico.

El segundo proyecto es el que presentaron Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio. Este es un proyecto inclusivo, ya que se convocaría una Asamblea de Estatus para definir las opciones no coloniales ni territoriales con la participación de todos los protagonistas. Este proyecto, además, incluye una comisión bilateral de funcionarios federales y puertorriqueños para clarificar la viabilidad, responsabilidades, obligaciones y la transición de cada opción. Los puertorriqueños luego votarían por las opciones claramente definidas. Este proyecto resulta viable, inclusivo y democrático.

La descolonización es inaplazable. Puerto Rico enfrenta la crisis del colapso del régimen colonial, el endeudamiento, una Junta de Control Fiscal antidemocrática y un sistema económico que beneficia a unos pocos al costo del empobrecimiento de muchos. Estamos llamados a reflexionar y actuar conforme a la agenda inconclusa de hace 153 años.

Hoy que conmemoramos El Grito de Lares, debemos exigir nuestro derecho como pueblo para autodeterminar nuestro futuro político y que Estados Unidos descargue su responsabilidad jurídica, política y moral descolonizadora.