El gobernador Pedro Pierluisi ha hecho una propuesta tributaria. Confío que los puertorriqueños hemos mudado los dientes de leche. Es decir, dejamos atrás las falsificaciones, manipulaciones y los zarandeos electorales.

Vamos a reflexionar sobre esta propuesta, según fue presentada por el gobernador.

Lo primero que hay que destacar es que, al hacer su anuncio, el gobernador indicó que contrataron unas empresas privadas que evaluarán el impacto fiscal. La primera pregunta que salta a la mente es, ¿por qué no se hizo el estudio antes de hacer el anuncio? Parece que pusieron la carreta delante de los bueyes.

La razón de ser del anuncio es uno político electoral. No es la primera vez.

En la historia reciente, los gobernadores a mitad de cuatrienio anuncian alivios contributivos pensando en la reelección. Ocurrió con Hernández Colón y Pedro Rosselló de cara a eventos electorales. ¿Qué nos debe preocupar? Pues que esas deducciones o créditos contributivos producían dos consecuencias. Una, recurrir a la improvisación tributaria. Recordemos los llamados impuestos especiales como el “refrescazo” o la “crudita”. Es decir, terminábamos pagando más por medio de otros impuestos. La segunda, recurrir al endeudamiento para pagar gastos recurrentes. Eso es lo que nos llevó a la quiebra fiscal y la imposición de una Junta de Control Fiscal.

Cuando un país tiene insuficiencia fiscal, reducir contribuciones tiene que ir de la mano con fuentes de ingresos que sustituyan esos recaudos contributivos. El gobierno no ha explicado con transparencia eso.

En lo sustantivo de la propuesta, anticipan un impacto negativo de $545.5 millones al fisco divididos entre unos $262.5 millones que no pagarían individuos y $283 millones que dejarían de pagar las corporaciones. Surge la segunda pregunta, ¿cómo se mejora las tasas de los contribuyentes? Pues no les representa un alivio significativo.

Los que recibirían el mayor alivio porcentual de 3% son los de ingresos netos tributables de más de $81,000. Es decir, que beneficia a quienes más ganan.

¿Se afectan los contribuyentes con esta propuesta? Solo impacta al 16% de los contribuyentes. Es un espejismo en el contexto político electoral.

En lo otro que el gobierno ha fallado es en explicar cómo va a sustituir el mal gasto de los ingresos actuales, por el buen gasto o el gasto efectivo en servicios. Un ejemplo es el Departamento de Educación. Esa es la agencia de gobierno con mayor presupuesto, pero con menos estudiantes, menos maestros y menos planteles que antes. Sin embargo, el presupuesto no se refleja en mejores servicios educativos para los estudiantes, ni mejores condiciones salariales al magisterio.

Es evidente que en Educación hay mal gasto. Eso no se resuelve con cambiar las tasas contributivas.

Además, cualquier cambio de tasas tributarias deberá ser aprobado por la Junta de Control Fiscal. Lo cual representa el recordatorio que las ramas político-gubernamentales en Puerto Rico están subyugadas a los designios de un ente antidemocrático y colonial.

Por otra parte, ausente del anuncio del gobernador está el tema del fracaso en la captación contributiva. En particular, en el cobro del IVU. Cerca del 50% de los comercios que cobra el IVU no lo reporta. Eso constituye una carga adicional a los contribuyentes que pagan.

Por no hablar del desbalance contributivo que significa las empresas foráneas exentas de pago contributivo, mientras que las empresas de capital que se queda en Puerto Rico pagan más del 33% por sus ganancias. También los que se benefician de la Ley 60, que son extranjeros que, al adquirir propiedad en Puerto Rico, se les otorga una exención contributiva. Eso no ocurre con el contribuyente puertorriqueño.

En resumen, que cuando gobernantes van camino a un proceso electoral son capaces de decir que la luna es de queso y se come con melao. Pero luego tenemos que enfrentar la disparidad en las obligaciones contributivas y las consecuencias son dañinas. Por eso, en este año preelectoral, la actitud de vigilancia del pueblo es necesaria.