Ayn Rand publicó una serie de artículos que tituló “La virtud del egoísmo.” Su planteamiento principal era que la virtud humana se mide a base de la capacidad de adquisición material y poder económico. Decía que quien no tiene poder económico, no tiene virtud, por lo tanto debe estar sujeto a la explotación. Básicamente, el pobre es pobre por defecto de carácter y el rico tiene derecho a su explotación.

Esa visión elitista y de menosprecio al prójimo se vio plasmada esta semana por las infames expresiones de la Contralora de Puerto Rico, Yesmín Valdivieso. Sobre el reclamo de los estudiantes universitarios de tener una universidad pública, accesible, democrática y verdaderamente independiente a los vaivenes partidistas, la Contralora dijo: “Porque ochocientos estudiantes o qué sé yo cuántos en una reunión decidieron que iban a seguir vacilando, porque ellos no entienden, no entienden, porque no acaban de ir a la escuela y no aprenden, no entienden que … tal vez no se necesita ni un chavo, o sea, cuando tú te pones a ver las prioridades, de verdad le vamos a dar prioridad a unos nenes que cada vez que quieren llamar la atención dicen: ‘Hoy nos vamos a la huelga, vamos a cerrar’. … Mire, déjense ya de cuentos, o estudias y abren la Universidad u olvídate de quinientos, de cuatrocientos, de trescientos, o de doscientos millones. ¡Ciérrala, ciérrala, porque estas botando el dinero!”.

Pero su ataque no fue solamente contra la UPR. También se expresó contra miles de familias que recibieron asistencia del gobierno durante la pandemia, en momentos que no podían generar ingresos. La Contralora dijo: “Lo que pasa es que la gente se confundió con la pandemia. Acuérdate que con los primeros tres meses del año pasado, yo trabajé y hubo mucha gente que trabajó, pero técnicamente hubo mucha gente que no hizo nada y el gobierno le siguió pagando... O sea, los puertorriqueños no necesitan muchas excusas para no hacer nada”.

Su menosprecio a la necesidad del prójimo, su falta de empatía, evocaba las actitudes del “chat” que produjo el desahucio de Ricardo Rosselló de Fortaleza. El “chat” donde proponían lanzar los cadáveres del huracán María a la calle, porque los cuervos también deben comer. El “chat” donde se vanagloriaban de que: “Cogemos de pen@!#% hasta a los nuestros”.

Es la misma actitud que llevó al gobernador a decir que no le gustaba ver carros destartalados en la carretera, para justificar la eliminación de arbitrios a los carros de lujo. Sus expresiones recuerdan las de aquel funcionario de la administración de Luis Fortuño que al anunciar que se haría una marina privada y condo-hoteles en los terrenos devueltos a Puerto Rico en Roosevelt Roads, se le planteó por la prensa que de esas facilidades las comunidades económicamente rezagadas no podrían disfrutar y respondió: “Such is life” (Así es la vida).

Así no es, ni debe ser la vida para quienes padecen y exigen mejor servicio de su gobierno. Así resulta ser la vida para los que viven desde el privilegio y no enfrentan diariamente las penurias de un país en depresión económica y con medidas de austeridad impuestas por la Junta de Control Fiscal.

La empatía es la habilidad de saber lo que siente otro. Cuando una sociedad enfrenta una crisis, la empatía de sus dirigentes es un atributo esencial.

Los que en el gobierno elevan el egoísmo a virtud se alejan a la humanidad de sus representados. Están descalificados de la función pública. “Such is life”.