El PNP es una organización política que no es rehabilitable. La larga estela de corrupción e incompetencia administrativa que ha dejado a su paso es vergonzosa y repudiable. Por eso se escucha cada vez con mayor resonancia a personas decir: “yo soy estadista, pero no soy PNP”.

Muchos estadistas han llegado a la conclusión de que si hay una consulta sobre estatus votarían por la estadidad, pero en las elecciones generales no votarían por el PNP. Eso se comprobó en las pasadas elecciones generales, en las que simultáneamente se llevó a cabo una consulta “Estadidad Sí o No”.

Pedro Pierluisi fue certificado como gobernador de Puerto Rico con 427,016 votos, lo que representó el 33.24% de los votos. El voto por el “Sí” obtuvo 655,505 votos para un 52.52% de los votos. 228,489 electores que votaron por la estadidad no apoyaron electoralmente al candidato del PNP. Para esos estadistas, el PNP no los representa. Y con razón.

En los últimos tres años Puerto Rico ha tenido tres gobernadores nuevoprogresistas. Ricardo Rosselló, que tuvo que abandonar la gobernación a mitad del término de su mandato ante las exigencias del pueblo. Luego el actual gobernador, Pedro Pierluisi, que intentó dar un golpe de Estado al ignorar la Constitución para declararse gobernador. La intervención del Tribunal Supremo invalidando su fraudulenta juramentación abrió la puerta a Wanda Vázquez para asumir la sucesión constitucional y ser juramentada gobernadora.

El jueves pasado Vázquez fue arrestada y acusada por soborno, conspiración y uso ilegal de medios electrónicos al recibir $300,000 por parte de un maleante bancario venezolano, para su campaña a cambio de descabezar una agencia reguladora de la banca. En resumen, pasamos de un gobernador desahuciado por el pueblo, a un gobernador golpista, a una gobernadora acusada por corrupción pública.

La frustración de los estadistas con el PNP es más que justificada. Los estadistas saben que el liderato del PNP usa la estadidad como carnada electoral, pero sin compromiso real de presionar al Congreso a responder sobre su obligación descolonizadora. Saben que el PNP se conforma con administrar la colonia para el beneficio económico de los amigos de la casa. Esa realidad ha llevado al liderato del PNP a recurrir a su especialidad: campañas sucias para intentar desprestigiar a la oposición política. En particular, a los partidos alternativos al bipartidismo rojo y azul.

Al inicio del cuatrienio lo hicieron con Victoria Ciudadana. Ahora lo intentan hacer con el PIP. En ambos casos se han valido de su acceso a entidades gubernamentales y control de algunos portavoces en medios de comunicación para hacer insinuaciones, propagar mentiras y manipular la opinión pública. En el caso del PIP, utilizando la Oficina de la Procuradora de las Mujeres para multar al PIP por dos protocolos que ya le fueron entregados.

Para el liderato del PNP la amenaza electoral no es el PPD, que es un partido moribundo y cuyo liderato no tiene un norte definido. De hecho, la estrategia del liderato del PPD es parecerse cada día más al PNP.

En cambio, los candidatos a la gobernación de Victoria Ciudadana y el PIP obtuvieron conjuntamente 353,667 votos, lo cual representa el 27.53%. La posibilidad de acciones concertadas entre ambas organizaciones tiene al liderato del PNP asustado.

Por eso durante este cuatrienio los líderes del PNP han enfilado sus cañones contra ambas organizaciones. Incluso, han hecho causa común con el PPD para aprobar unas enmiendas electorales que excluyan del proceso electoral a las opciones distintas al bipartidismo.

Los líderes del PNP y el PPD subestiman el cambio de conciencia política en el país. Por más que recurran a la cloaca politiquera, el país los ve como lo que son: responsables de la debacle que sufre el pueblo.

La quiebra del gobierno, el contrato de LUMA, el cierre de escuelas, el colapso en el sistema de salud, la corrupción rampante, por mencionar solo unos ejemplos, son el resultado del bipartidismo pernicioso del PNP y el PPD.

La precariedad que sufre el puertorriqueño de “a pie” no se subsana con manipulaciones mediáticas ni politiquería. El país sufre día a día los abusos del bipartidismo, mientras los amigos de la casa viven en el privilegio. El país lo sabe y los tiene leídos.