Destartalado significa descompuesto, desordenado, estropeado, dañado. Esa fue la palabra que el gobernador Pedro Pierluisi utilizó para referirse al modo de trasporte de las personas cuya condición económica les impide tener carros de lujo. Su expresión se dio en el contexto una convención de empresarios que sí pueden adquirir los carros de lujo, para justificar la eliminación de arbitrios que pagan esos vehículos.

El Gobernador dijo: “¿Por qué penalizamos al que quiere tener un carro quizás un poquito más de lujo o de mejores condiciones o con mejores atributos? Si tenemos en nuestras carreteras mejores vehículos, en mejores condiciones, eso es bueno para todos. También para la calidad de vida. Hasta para el turismo que nos llega: el que viaja se da cuenta. Si tú ves los carros todos ‘estartalados, ¿qué es lo que tú piensas? ‘Cuidado que les va mal, esto está terrible aquí’”.

La expresión del Gobernador muestra desapego a la realidad que vive el país y falta de sensibilidad ante la necesidad económica que enfrentan cientos de miles de familias. En un país empobrecido con un sistema de transporte público inexistente, el transporte al trabajo, estudios y citas médicas ha convertido al vehículo de motor en una necesidad. Las enfermeras, maestras, asalariados, estudiantes, entre otros, no pueden comprar el carro que desean, sino el que pueden pagar con su limitado ingreso.

En Puerto Rico, 60% de la población vive bajo los niveles de pobreza. Y la llamada “clase media” es un sector en precariedad. Tienen menos dinero en el bolsillo enfrentando el vertiginoso aumento de los costos de vida.

El bipartidismo rojo y azul, los que han gobernado, son los responsables de una deuda de más de $70 mil millones, de que se nos impusiera una Junta de Control Fiscal como ente de cobro para bonistas buitres, de imponernos un IVU de 11.5% con un impacto regresivo mayor en el bolsillo del que menos tiene, son los que han entregado nuestros recursos naturales al servicio de la explotación por el mejor postor, son los que han puesto en precario los servicios de salud y educativos, los que asaltaron el presupuesto de la Universidad de Puerto Rico, entre tantos otros aspectos que nos afectan.

Ese bipartidismo gobernante es el que la semana pasada se unió y celebró la aprobación de un Plan de Ajuste de la Deuda que nos condena al empobrecimiento severo por décadas.

El Plan de Ajuste de la Deuda es un engaño monumental en el que no se garantizan las pensiones de los que aportan actualmente para su retiro, no protege a la Universidad de Puerto Rico, no garantiza servicios esenciales que debe ofrecer el gobierno, entre otros elementos esenciales. Con ese Plan aprobado por el liderato popular y penepé lo único garantizado es la emisión de una nueva deuda de más de $350 millones a pagarse en los próximos 25 años. Ese Plan en nada altera que los acreedores cobrarán 80 centavos por cada peseta invertida. Los buitres más que triplicarán su inversión.

Nuestro empobrecimiento, nuestras necesidades, nuestra indefensión por estar maniatados por un régimen colonial que impide utilizar herramientas para nuestro desarrollo político, económico y social, se debe a los gobiernos destartalados.

Si bien la expresión del Gobernador muestra una enorme insensibilidad y actitud de menosprecio a las necesidades del país, lo más preocupante es que ésa es la actitud que ha predominado en los gobiernos que nos han llevado a esta crisis.

Las circunstancias obligan a la reflexión. No se trata de carros, se trata de que tú mereces un gobierno de lujo, no un gobierno destartalado.