La historia está llena de culpables confesos, pero en muchos casos los culpables son elegidos. De estos últimos y con origen bíblico, trata la frase “chivo expiatorio.”

El “chivo expiatorio” se refiere a una persona o grupo inocente que carga con la culpa de otros que son los responsables de la fechoría. Este concepto se usa y abusa con regularidad en política. Cuando los desaciertos de un gobierno provocan la crítica de diversos sectores, la respuesta del responsable es manufacturar un culpable inocente. En ocasiones el “chivo expiatorio” suele manufacturarse explotando prejuicios para que se le adjudique culpa a base de una opinión negativa preconcebida y no en la realidad.

Por ejemplo, en Estados Unidos el trumpismo ha utilizado a los inmigrantes como el “chivo expiatorio” de los males sociales como la violencia, la drogadicción, los asesinatos, etc. Esto distrae sobre el hecho de que, por ejemplo, tres cuartas partes de quienes han generado masacres en escuelas estadounidenses son de raza blanca, de distintas clases sociales y con acceso fácil a armas de fuego. En lugar de profundizar y repensar las políticas públicas fracasadas en los Estados Unidos contra la violencia, “el chivo expiatorio” que se utiliza es el inmigrante, explotando así prejuicios de amplios sectores de la población.

En Puerto Rico no es distinto. El bipartidismo gobernante ha recurrido a esa misma estrategia. Incluso, se puede anticipar según el tema, cuál será el “chivo expiatorio” que utilizará el Gobierno. Cuando el tema es el fracaso del Departamento de Educación -teniendo más presupuesto que cualquier otra agencia gubernamental, con menos estudiantes, menos maestros y menos planteles en su historia, pero con los peores niveles de aprovechamiento académico - el “chivo expiatorio” es el magisterio.

Si el tema es la UPR, el “chivo expiatorio” son los estudiantes “pelús y revoltosos”. Si la crisis es ambiental, la culpa es de los “terroristas ambientalistas” y de las organizaciones defensoras de los recursos naturales. Al margen de culpa quedan los responsables del mal gobierno, del amiguismo contractual, la burocratización, la politización y la corrupción.

Esta semana se divulgó que la Junta de Control Fiscal propuso un cobro por conexión energética de $23.00 mensual al consumidor por 50 años, para el pago de la deuda a los bonistas de la Autoridad de Energía Eléctrica. Otro aumento en la factura energética. Inmediatamente, los portavoces del bipartidismo responsable de la quiebra de la AEE, dijeron la culpa de la quiebra es de los trabajadores de la AEE. En particular, de la UTIER.

El bipartidismo usa a los trabajadores de la AEE como el “chivo expiatorio” por la quiebra, por la privatización y ahora por la amenaza de un aumento más en la facturación energética. ¿En serio?

Por décadas, los gobiernos del bipartidismo politizaron la AEE y utilizaron su presupuesto como una ATM político partidista. A los leales partidistas los organizaron como Energéticos Progresistas o Energéticos Populares. Los gasoductos propuestos por las administraciones rojas y azules costaron al pueblo $200 millones. Gastaron $5 millones en un molino estático en San Juan. Desembolsaron cerca de $500 millones en consultores privados. Autorizaron el pago fatulo de miles de millones de dólares en combustible para la AEE. Muchos no olvidamos el escándalo del cartel del petróleo.

Quienes emitieron los bonos multimillonarios que endeudaron la AEE por sobre $9,000 millones fueron los gobiernos populares y penepés. Quienes aprobaron la ley que abrió la puerta a la privatización fueron el PNP y el PPD. Y quienes firmaron el contrato de LUMA y han fracasado en su fiscalización son el gobierno anterior y el actual.

Hay quien plantea que en momentos críticos no se deben señalar culpables. Yo discrepo. Cuando se sufre de la manera más cruda las consecuencias de las acciones culposas, se debe señalar a los responsables. Solo así se está consciente para no repetir errores. Si no se señala a quienes nos causaron la crisis, prevalecerá el espejismo creado por los que gobiernan usando “chivos expiatorios”.

Sobre el descalabro energético en Puerto Rico, la culpa no es huérfana ni puede haber “chivos expiatorios”. La culpa recae en quienes tomaron las decisiones que nos trajeron al actual desastre. Y esos tienen nombre y apellido: los gobiernos del PNP y el PPD. Que paguen los culpables por sus fechorías.