En el 2018, Primera Hora publicó una serie de artículos sobre la crisis en el Hospital Pediátrico. Esta semana, cuatro años más tarde, una doctora que atiende en el Pediátrico recurrió a sus redes sociales para expresar que la crisis de servicios pone en riesgo la vida de niños y jóvenes.

La doctora escribió: “No hay escoltas… Nos faltan electrodos para monitores. No hay equipo para sedar vía nasal. No tengo servicio de ortopedia. El sistema operativo de este hospital, (obsoleto) no podemos ver CDs de radiografías o CT de hospitales de fuera, ya que no cuenta con el software necesario. Para hacerlo, debo dejar la sala de emergencia y a mis pacientes, cruzar a otro hospital que sí tiene radiólogos/equipo disponible y pedirles que nos ayuden a verlo”. Su testimonio es desgarrador y es un ejemplo del colapso de nuestro sistema de salud.

El cuatrienio pasado, siendo senador del PIP, presenté legislación dirigida a atender esta crisis. Propuse que se llevaran a cabo procesos expeditos de subasta cuando se busca establecer servicios de primera necesidad para atender condiciones catastróficas. También propuse revisar los protocolos que se utilizan para la certificación de fondos en la adquisición de productos del hospital.

Promoví que se reclutara más personal y con mejores condiciones salariales. Además, presenté un proyecto de ley a fin de que los fondos federales y estatales con los que opera el programa -actualmente otorgados al Departamento de Salud- se transfirieran directamente al Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Esto hubiese aliviado la carga económica y laboral y eliminaba las trabas burocráticas. Las medidas no fueron atendidas.

Durante décadas el sistema de salud en Puerto Rico ha estado plagado de ineficiencias administrativas, mala distribución de los recursos y centrada más en los bolsillos y cuentas bancarias de las compañías aseguradoras que en la vida y el bienestar de los puertorriqueños. No es un secreto que el sistema de salud actual le pone precio a la vida de los ciudadanos, lo que representa un descaro para toda sociedad que se llame civilizada.

El pasado cuatrienio el representante Denis Márquez Lebrón trabajó y presentamos en conjunto legislación para transformar de raíz nuestro sistema de salud. María de Lourdes Santiago y el representante Márquez Lebrón presentaron nuevamente la legislación en este cuatrienio. Tampoco ha recibido atención legislativa.

La legislación impulsa una verdadera transformación al sistema de salud actual mediante el establecimiento de un Plan Nacional de Salud. Se propone un modelo de pagador único que brindará una cubierta básica de servicios de salud a toda la población sin tomarse en consideración su situación laboral, nivel socio-económico ni lugar de residencia en Puerto Rico. Las aseguradoras privadas no podrán competir con la cubierta de servicios incluidos en el Seguro Nacional de Salud y sólo podrán ofrecer planes médicos por los servicios que no se incluyan en dicha cubierta básica.

Nos enfrentamos a un sistema de salud, prácticamente, inservible al que las aseguradoras arrebatan $1,152 millones anualmente. El modelo actual permite la intromisión de estas compañías en la manera en que se distribuyen los recursos en detrimento de los pacientes y los proveedores de servicios. Un sistema de salud que permite la interferencia indebida, que altera las recomendaciones de los médicos sobre los medicamentos y tratamientos actuando bajo el único criterio de dólares y centavos es inmoral e inaceptable. Es la receta para un sistema de salud injusto, insensible y en vías del colapso.

La legislación propuesta busca tratar la salud como un derecho humano. Toda sociedad que aspira a su pleno desarrollo debe priorizar en un sistema de salud accesible y eficiente. Esa debe ser la prioridad y no debe estar sujeto a los designios de los mercaderes de la salud.

¿Por qué no se atiende legislación para establecer un nuevo modelo de salud? No es por falta de propuestas. La falta de acción se debe a que la tiranía de las aseguradoras privadas y su poder económico han logrado bloquear esas iniciativas. En cuanto a la salud, como en tantos temas, los gobiernos PNPs y PPDs se han rendido ante el “poderoso caballero don Dinero”. Hay que limpiar la casa.