La Navidad es un periodo de reflexión y común unión.

En este periodo navideño deseo compartirles varias reflexiones. Viktor Frankl, filósofo austriaco, escribió sobre el propósito de la vida. Además de objetivos, propósito y voluntad de ejecución, hace falta más. La realidad es que en el rumbo de nuestras vidas, vamos a enfrentar fracasos. Lo determinante es que un fracaso momentáneo no se convierta en una derrota permanente. Uno nunca debe rendirse ante la desesperanza. Es un enemigo poderoso, pero vencible.

Escribió Frankl, encarcelado por tropas alemanas en campos de concentración y cuya familia fue ejecutada por el fascismo nazi: “Le pueden despojar de un ser humano todo menos una cosa, la libertad individual. Decidir su propia voluntad en cualquier circunstancia y escoger su destino”.

Como los individuos, los pueblos trazamos nuestra senda. Como pueblo hemos sido únicos y en ocasiones lo olvidamos. Hay que separarse del árbol para ver el bosque. Son 124 años de colonialismo, régimen antidemocrático que mina nuestro sentido de dignidad propia y nuestra aspiración de suprema democracia. Que somos iguales ante los pueblos de este mundo. Desde nuestra conquista española, hasta estos días, nos han enseñado a sentirnos inferiores.

Por los últimos 54 años hemos sido regenteados en gobiernos coloniales rojos y azules. No hemos podido internalizar como pueblo que la tiranía del bipartidismo nos trajo la tragedia actual. Es que nos endoctrinaron a ver el árbol, no al bosque. El árbol siendo la competencia inmediata entre los PPD y PNP. El bosque siendo la oportunidad de ver más allá y superar prejuicios para nuestro bienestar.

Lo que me lleva a la segunda reflexión. No debemos pensar que vamos a cambiar ni retar las condiciones actuales. La pregunta es, ¿cómo nos vamos a retar nosotros mismos? El sistema de gobierno está diseñado para que sientas que nada puedes hacer. Que no eres suficiente. Que nada cambia. Yo propongo lo contrario. Al decir de José de Diego, ante la adversidad: “¡Levántate! ¡Revuélvete! ¡Embiste!”

No se debe bajar la cabeza ante la injusticia y el abuso. No tenemos que conformarnos. Frankl escribió que un ser humano no debe cuestionar las circunstancias que le rodean. Debe hacer ante esas circunstancias lo necesario para cambiarlas. Y en esa faena no se debe perder lo fundamental. La empatía y generosidad ante el prójimo. La aspiración limpia. La idea de que merecemos más.

En este periodo navideño les comparto algunos versos del poema “Si” de Kipling:

Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te echan la culpa; si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti, pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda; si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre) y tratar a estos dos impostores de la misma manera; si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho, tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios, o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas…

Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta, y perder, y comenzar de nuevo por el principio y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida; si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud o caminar entre reyes y no cambiar tu manera de ser; si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte; si todas los personas cuentan contigo pero ninguna demasiado; si puedes emplear el inexorable minuto recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos, tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y lo que es más... ¡vivirás en dicha y felicidad!

Este es nuestro momento como pueblo de esperanza y Natividad. ¡Feliz Navidad!