Estas últimas dos semanas he estado ofreciendo charlas a pacientes de cáncer.  El escenario siempre es el mismo:  la sala de espera de la oficina médica o  el salón donde están tomando sus quimioterapias. Veo cabellos frondosos entre los que están empezando el tratamiento, y cocopelaos o ralitos en aquellos en proceso o terminando tratamiento. Lo que sorprendentemente nunca han faltado son las sonrisas.   

Uno de los capítulos de mi nuevo libro, Libérate del sufrimiento, lo titulé con una de mis  frases budistas favoritas: “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.  Estos pacientes que estoy conociendo, y muchos de los familiares que los acompañan, me reafirman todos los días la veracidad de esas palabras.  

“Uno conoce muchos pacientes, inclusive personas cercanas, pero uno nunca piensa que le va a tocar a uno”, me dijo un joven.  El comentario se convierte en una bofetada cósmica que me recuerda que ella podría ser alguien cercano o, incluso, yo misma.  Aprendí la primera lección: el cambio es inevitable, para bien o para mal.  El hecho de que para ella haya sido “para bien” tiene que ver con la interpretación que les ha dado a su diagnóstico y posterior tratamiento. 

En estos encuentros es inevitable hablar de pérdidas.    Es sorprendente para mí la forma en que el ser humano puede sobrellevar enormes pérdidas cuando las interpreta saludablemente.  “Yo perdí a mi hijo hace 19 años”, me dijo un señor con lágrimas en los ojos.  “Lo siento como si fuera ayer mismo.  Pero me queda la satisfacción que Dios me lo regaló por 18 años”.  

Enfocarse en los 18 años que lo tuvo en vez de en los 19 que no lo ha tenido  es decidir entre el dolor y el sufrimiento.  Les doy gracias a los pacientes y a sus familiares por recordarme que puedo interpretar no solo una enfermedad, sino toda una vida.   

Preguntas a Lilly 

Tú preguntas

Mi cuñado se mudó de Estados Unidos y vino a vivir con nosotros por un par de semanas, pero ya  lleva tres meses.  Está deprimido y sin trabajo.    Esto nos está afectando a todos.

Yo te respondo

Si tu esposo quiere ayudar a su hermano, que le exija que para seguir en la casa tiene que ver a un médico. Si no lo hace,  no saldrá del hoyo.  Si tu pareja no está de acuerdo, se arriesga a perder el matrimonio.