Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Durante esta época, cientos de portales cibernéticos y revistas aprovechan para enumerar las que ellos consideran son las “mejores películas de horror de todos los tiempos”. Yo no pretendo repetir esa hipérbole debido a que -tengo que confesar- no soy muy conocedor de ese género tan popular entre los cinéfilos.
Hubo una etapa en mi vida -cuando tenía como diez o doce años- que lo más que hacía era ver ese tipo de filmes. Recuerdo que un vecino mío, Max, que en aquél entonces era de los pocos con Cable TV, grababa cuanta película de miedo daban por televisión. El resto de los muchachos acostumbrábamos ir a su casa para que nos prestara videocasetes y la mayor parte de éstos llegaban a nuestras manos carentes de alguna clase de identificación, por lo cual se convertía en una pequeña aventura descubrir su contenido.
Fue así como conocí las garras de “Freddy Krugger”, la característica máscara de “Jason Vorhees” y los perturbadores actos cometidos por “Michael Myers”. Aunque tan sólo era un niño, nunca me dieron miedo estos personajes. La realidad es que me entretenían un montón e incluso hasta me daban risa las macabras muertes, pero no se preocupen por este último detalle. Les aseguro que no soy una persona violenta a pesar de que también oía muchísimo Heavy Metal y jugaba videojuegos, medios de entretenimiento que suelen llevarse la culpa cuando algún estudiante decide abrir fuego dentro de una escuela.
Pero volviendo al tema principal, tras esa época, mi interés en el horror fue menguando y hoy día la nueva modalidad en cintas como “Hostel” o “Saw” -cuyas tramas giran en torno a las torturas de sus personajes- terminan siendo dos horas de tortura para mí. A quienes les gustan pues perfecto, para eso existe la variedad en el cine, pero no son mi tipo de largometrajes.
Prefiero las películas que de verdad meten miedo y me ponen en tensión. Usualmente, su “horror” es más psicológico que físico por lo que su efecto se queda latente en mí horas después de haber terminado de verlas. A continuación les presento 13 filmes –por eso de utilizar una cifra típica de “Halloween”- que me han generado esas sensaciones.
(**OJO**: Algunos de los vídeos y/o escenas favoritas que aparecen a continuación contienen eventos culminantes de las películas. Así que véanlos/léanlos bajo su propio riesgo. No se las quiero dañar.)
“Heeeeeeere’s Johnny!”
Este clásico de Stanley Kubrick se toma su tiempo para establecer su aterradora atmósfera pero una vez desata su furia no hay quien lo detenga. La trama se desarrolla en un gigantesco hotel, localizado en las Montañas Rocallosas de Colorado, que ha sido desalojado durante la época invernal. El escritor “Jack Torrence”–junto a su esposa e hijo- es el encargado de cuidar del hospedaje y poco a poco va descubriendo los antiguos demonios que habitan allí.
Escena más escalofriante: Cuando “Wendy” (la esposa) comienza a revisar los escritos que “Jack” lleva semanas escribiendo a maquinilla y se percata de que el centenar de páginas tiene la misma frase repetida muchas veces: “All work and no play makes Jack a Dull Boy”.
Una de las mejores películas de terror que he visto en los últimos años. Su efectividad se encuentra en que coloca al espectador en un estado de tensión por medio de varias fobias comunes, como el miedo a la oscuridad o a los espacios cerrados. La historia sigue los pasos de un grupo de chicas que se aventuran a explorar el interior de una antigua cueva sin saber que esta oculta un horrible pasado. (OJO: Si la ven en DVD, asegúrense de elegir el final original y no el que reeditaron para el mercado estadounidense).
Escena más escalofriante: Cuando vemos sorpresivamente la primera imagen de una de las criaturas en el visor infrarrojo de una cámara de vídeo. El grito que pegué cuando vi eso se escuchó en Pekín.
“They’re heeeeere”
La cinta encargada de transformar a los televisores en una de los aparatos más aterradores del hogar, 20 años antes de que “Samara” hiciera su primera aparición en “The Ring”. En ella conocemos a los “Freeling”, una familia normal cuya casa comienza a experimentar fenómenos paranormales. Lo que al principio parece una presencia benigna, pronto se torna en contra de ellos y se lleva a la pequeña “Carol Anne” para “el más allá”.
Escena más escalofriante: Cuando el payaso de juguete más horrible que se haya fabricado ataca a “Robbie” en su cuarto. No tengo la más mínima idea de por qué un niño tendría una cosa tan fea como esa durmiendo al lado de él.
Uno de los filmes más controversiales del medio cinematográfico y sin duda alguna uno de los más tenebrosos. Basada en una novela igual de famosa, la trama gira en torno a “Regan”, una adolescente que queda poseída por un abominable demonio. La película revolucionó el género y hoy día continúa induciendo el miedo en los corazones de todos aquellos que se atrevan a verla.
Escena más escalofriante: Una de las más gráficas que se hayan filmado: Cuando la entidad que posee a “Regan” la fuerza a masturbarse con un crucifijo mientras su madre la observa en pánico.
Si algo nos enseñó este clásico de Brian de Palma es a no burlarnos de los estudiantes menos populares de la clase. Protagonizada por Sissy Spacek, la historia presenta a una joven alumna de escuela superior cuyos poderes telequinéticos mantiene en secreto. Tras años de soportar los abusos de su religiosa madre y sus compañeros de escuela, “Carrie” utiliza este don para darse a respetar.
Escena más escalofriante: Yo no se ustedes, pero a mi me da más miedo la mamá de “Carrie”. Así que aquí puedo incluir cualquier escena en la que muestren los abusos físicos y psicológicos que ésta le perpetraba a su hija.
No soy amante de los “remakes”, pero tengo que admitir que la versión de Hollywood de este filme oriundo de Japón es la mejor de todas. Según cuenta su historia, existe un videocasete que cualquier persona que ve su contenido, recibe una llamada telefónica que le presagia su muerte dentro de siete días. Tras la muerte de su sobrina, una reportera –interpretada por Naomi Watts- investiga la procedencia de dicho vídeo.
Escena más escalofriante: ¡CUIDADO, VOY A CHOTEAR EL FINAL! Aquí no hay competencia. Cuando “Samara” sale gateando del televisor es uno de los momentos más memorables del género en los últimos años.
Olvídense de la nueva versión que hicieron en el 2003, la original de 1974 es la que es. Un quinteto de adolescentes va de camino a visitar una antigua casa cuando –para su desgracia- se topan con un maniático provisto de una sierra eléctrica y su familia de caníbales saqueadores de tumbas. La primera vez que la vi fue en cable como a las 2:00 de la madrugada. Los gritos de la actriz principal me robaron el sueño por varias horas.
Escena más escalofriante: La primera aparición de “Leatherface” es una de las mejores entradas de un villano: rápida, cruda y la inicia la macabra masacre.
La película con la que el director español Alejandro Amenábar se dio a conocer en 1996 continúa siendo uno de mis “thrillers” favoritos. En ella seguimos de cerca a “Ángela”, una estudiante universitaria que –mientras recopila material para redactar su tesis sobre la violencia- encuentra un videocasete en el que está grabada la tortura de una joven. “Ángela” se da a la tarea de investigar si las imágenes fueron fabricadas o si en realidad es una película de “snuff”.
Escena más escalofriante: ¡OJO! ¡ESCENA FINAL! Cuando “Ángela”, dentro del hogar de su amigo y amante “Bosco”, descubre el cuarto donde se realizó la tortura. Acto seguido, la vemos en el visor de una cámara, amarrada a una silla y diciendo: “Me llamo Ángela. Me van a matar”.
De los miles de villanos que han aparecido en la pantalla grande, ninguno es tan peligroso, metódico, carismático y tenebrosamente inteligente como “Hannibal Lecter”. Interpretado magistralmente por Anthony Hopkins, el largometraje coloca al psiquiatra caníbal como colaborador de una investigación del FBI que acecha a un asesino en serie. El filme fue galardonado con cinco premios Óscar incluyendo mejor película, mejor actriz para Jodie Foster y mejor actor para Hopkins.
Escena más escalofriante: Cuando “Hannibal” se libra de las esposas mientras dos guardias le traían la cena a su celda. En ese momento, todos los aterradores detalles que habíamos escuchado de él se hacen realidad.
La más reciente cinta del director David Lynch es en mi opinión su más tenebrosa. La trama gira en torno a “Nikki Grace”, una actriz que –mientras se prepara para el papel más importante de su carrera- nota perturbadores paralelismos entre su vida y la del personaje que estará interpretando. La historia es la más incompresible del canon de Lynch pero en ella emplea todo su ingenio y talento para fabricar una tétrica atmósfera de terror que no me dejo dormir.
Escena más escalofriante: La secuencia que presenta a “Nikki” –interpretada por Laura Dern- caminando desde muy lejos en la oscuridad alumbrada únicamente por una linterna. Cuando finalmente se acerca a la cámara, su rostro es sumamente espeluznante.
La última película que recuerdo me hizo buscar refugio detrás de mi almohada y rogar a los dioses cinematográficos porque se terminara… y eso es un elogio. Dirigida por el excéntrico cineasta japonés Takashi Miike, la cinta hacer ver a “Fatal Attraction” como una producción de Disney. En ella, un viudo obtiene la ayuda de un amigo quien realiza unas audiciones para conseguirle una compañera. Es así como conoce a “Eihi”, una encantadora chica que esconde un lado sádicamente oscuro detrás de su mirada angelical.
Escena más escalofriante: Aquí no pienso chotear el final, que en realidad es la parte más horrible, así que mejor les digo del momento en el filme cuando comenzamos a notar que no todo marcha bien: cuando vemos a “Eihi” aguardando junto al teléfono y, cuando suena, una enorme bolsa que está a su lado pega un brinco.
“I see dead people”
M. Night Shyamalan ¿¡qué te ha pasado!? Sus últimas dos películas dos (“The Village” y “Lady in the Water”) han dolorosamente malas pero en 1999 el director causó sensación con esta cinta e instantáneamente se convirtió en un clásico de suspenso. La trama se desarrolla alrededor de un niño que confiesa tener la capacidad de ver y hablar con los muertos. Un psiquiatra –interpretado por Bruce Willis- intenta hallar la manera de librar al chico de estas apariciones.
Escena más escalofriante: ¡ADVERTENCIA: NO LEAS LA SIGUIENTE ORACIÓN SI NO LA HAS VISTO! Cuando Bruce Willis observa a su esposa durmiendo y de repente nota que él no tiene puesto su anillo de compromiso. Lo que prosigue es uno de los mejores finales en la historia del cine.
Jamás imaginé que era posible mezclar una historia de terror con un drama judicial, pero este filme lo muy bien. Basada en hechos reales, la cinta gira en torno al juicio de un sacerdote que le realizó un exorcismo a una joven universitaria eventualmente muere. La trama analiza los conflictos que existen entre la religión y la ciencia de una forma convincente a la vez que provee suficientes sustos para que pueda ser catalogada dentro del género de terror.
Escena más escalofriante: Cuando vi el exorcismo en el cine, encontré que la escena era tan intensa y espantosa que me afectó física y emocionalmente. Sonará como un sacrilegio fílmico, pero considero que es aún mejor que la que aparece en “The Exorcist”.
Ahí están las mías. Ahora los invito a ustedes a que me digan cuáles largometrajes les han puesto los pelos de punta. Hasta la próxima y ¡feliz Noche de Brujas!