Por los pasados dos o tres años he sido miembro de Netflix.com, portal de Internet que -por una tarifa mensual- alquila películas en formato DVD y las envía por correo. Hasta ahora, no he tenido ningún problema con la compañía. Los discos llegan en un sobre rojo y luego de verlos los tiro en el buzón.

La flexibilidad es sumamente conveniente para mi estilo de vida ya que puedo elegir los filmes que quiero ver desde cualquier computadora. Además, puedo verlos cuantas veces quiera y devolverlos cuando me plazca.

El cambio en mis hábitos de alquiler ha sido radical. Recuerdo que cuando tenía entre 11 y 14 años mi mamá me dejaba en el videoclub que había cerca de mi casa y yo iba con una lista de películas que quería ver a esperar que los clientes las regresaran. Ahí podía estar horas hablando con los empleados quienes eran los que luego llamaban a mi madre para que me recogiera.

Sin embargo, la vida se complica mientras más viejo uno se pone y el tiempo que podía pasar en los videoclubes se fue reduciendo. Los ratitos que sacaba para ir a alquilar películas casi siempre no rendían frutos porque todas las buenas estaban fuera. Así que cuando apareció Netflix, fue como una bendición.

La empresa impacto fuertemente a tiendas como Blockbuster que recientemente se vieron forzadas a también rentar películas vía Internet con la ventaja de que se pueden devolver tanto por correo como en los propios establecimientos. Sin embargo, encuentro que la variedad de cintas no se compara con la de Netflix que también cuenta con muchos títulos extranjeros y otros aún más difíciles de conseguir.

Además, la página de Internet cuenta con una excelente comunidad de usuarios que se recomiendan filmes entre sí de acuerdo a los alquileres de las personas que se encuentran en su lista de amistades. Si eres miembro de Netflix, aquí te envío el link para que te añadas a mi lista de amigos:

http://www.netflix.com/BeMyFriend/P6cGwqhuAcmUdiK2pwso

Todo indica a que en un futuro no muy lejano la renta de películas será puramente digital, bajando vía Internet las películas al disco dura de la computadora o a alguna máquina especializada como TIVO u otro DVR (Digital Video Recorder). Pero, en lo que esa era llega, seguiré recibiendo en mi buzón los DVD que quiero ver. En más de una ocasión han sido una grata sorpresa para lo que aparentaba ser una noche aburrida.

Y ustedes…¿Cuáles son sus hábitos de alquiler? ¿Han probado alguno de estos servicios cibernéticos?