Sea el estrecho vínculo materno-filial en My Left Foot, la lucha de un hijo por librar a su padre de prisión  por un crimen que no cometió en In the Name of the Father o la historia de una familia de inmigrantes  irlandeses en Estados Unidos en busca del “sueño americano”  en In America, la familia  tiende a ser el núcleo de las mejores películas del director irlandés Jim Sheridan.

En Brothers -remake del filme sueco Brødre (2004)- su apego por este tipo de  historias se repite, aunque de la forma más sombría que se haya representado en su filmografía. Respaldado por un excelente trabajo de parte del elenco, Sheridan nos expone a la trágica historia de una familia estadounidense agobiada por la muerte del padre y que -irónicamente- queda  destrozada tras su inesperado  regreso.

Tobey Maguire interpreta al capitán “Sam Cahill”, padre de dos niñas y felizmente casado con “Grace” (Natalie Portman). Antes de partir rumbo a una misión en Afganistán, “Sam” recoge a su hermano “Tommy” (Jake Gyllenhaal) a su salida de la  prisión. Contrario a “Sam”, quien es el orgullo de sus padres, “Tommy” nunca ha sido el hijo modelo, pero su irresponsabilidad y dejadez son puestas a prueba cuando “Sam” es dado por muerto luego que su helicóptero se estrellase  mientras patrullaba el desierto afgano.

Tras el accidente, la trama de Brothers tiene dos enfoques: la aflicción de “Grace” y las niñas tras la presunta muerte de “Sam”, y el horror que éste vive como prisionero de guerra. “Tommy” se encarga de brindarle apoyo a “Grace” y servir de figura paternal para sus dos hijas. Los meses pasan y justo cuando las penas comienzan a sanar, “Sam” es devuelto a casa como un hombre totalmente distinto al que su familia conoció. El trauma psicológico lo hace ver cosas donde no las hay y pronto los celos se apoderan de su juicio.

La gran fortaleza del largometraje yace en las estupendas actuaciones, particularmente de Gyllenhaal y Portman, cuya relación posee  un convincente arco bien desarrollado que evoluciona, desde la enemistad hasta el  respeto y cariño. El trabajo de Maguire, aunque aceptable en general, deriva hacia la sobreactuación cuando regresa como un soldado mentalmente desequilibrado por la guerra.  

Mención especial merece la interpretación de Bailee Madison como la hija de nueve años de la pareja. La niña entrega una increíble actuación en la que debe transmitir un mar de emociones y lo hace de forma genuina y sin caer en las trampas del melodrama. Definitivamente, es un joven talento que promete mucho.

La dirección de Sheridan es tan buena como las que hemos aprendido a esperar de él. El cineasta no se apresura y nos permite pasar tiempo con los personajes,  compartir sus penas y desear que puedan superarlas. Brothers es un intenso drama y de lo mejor que se exhibe actualmente en la cartelera de Puerto Rico.

*Brothers estrena mañana en los teatros Fine Arts, en Hato Rey.