La primera y la última toma de “Lions for Lambs”, con la cámara fija en el rostro de un universitario mientras observa un noticiario que reporta sobre las actuales guerras que se libran en Medio Oriente, son prácticamente idénticas, pero la percepción del muchacho no es la misma. Los eventos que han transcurrido a lo largo de la cinta han provocado un cambio en el joven y –según se presume que es la esperanza del director Robert Redford- se espera que el resultado sea similar en los espectadores. 

A seis años de la invasión estadounidense en Afganistán y cuatro de la de Irak, el medio cinematográfico está comenzando a indagar en las causas y efectos de ambos conflictos bélicos. Largometrajes de esta índole, como la recién estrenada “Rendition”, suelen llegar a las salas de cine rodeados de polémica debido a que la crítica –en particular la de Estados Unidos- es proclive a resaltar sus agendas políticas en lugar de concentrarse en los méritos eminentemente cinematográficos de los proyectos.

“Lions for Lambs”, que comienza a exhibirse hoy en la Isla, no es la excepción. Los cañones de Redford van dirigidos al gobierno del presidente George W. Bush en relación a las nebulosas justificaciones para invadir ambos países. Muchos la catalogarán como mera propaganda liberal, pero la realidad es que el veterano cineasta no hace más que repetir lo que por años se ha divulgado en los medios de comunicación, característica que hace la cinta un tanto redundante, pero que al final cumple un propósito.

La trama gira en torno a tres historias que se desarrollan simultáneamente en distintas partes del mundo, con inicio en California con el mencionado estudiante cuya pobre asistencia a clases le ha valido una reunión con uno de sus profesores, interpretado por el propio Redford.

Mientras, en Washington D.C., la reportera “Janine Roth” (Meryl Streep) entrevista al senador republicano “Jasper Irving” (Tom Cruise) quien la convocó a su oficina para hablarle sobre una nueva operación militar en Afganistán que promete traer mayor estabilidad a la región.

El filme muestra cómo dicha misión culmina en fracaso con la muerte de dos soldados estadounidenses, pero no revela las consecuencias que tiene en las otras dos historias, probablemente porque tanto Redford como el autor del libreto, Matthew Michael Carnahan, saben que situaciones como estas ocurren casi a diario. La exposición de estos hechos persigue generar una reacción en el público, algo que queda reforzado con la última escena que en esencia le pide a la juventud que “despierte” y tome acción.

Para llevar su mensaje, la película cuenta con actuaciones de primera clase. Cruise realiza una gran interpretación como un ambicioso político y sus conversaciones con Streep -cuyo contenido a veces suena un poco increíble- son los mejores momentos del filme.

A pesar de todos estos aciertos, la película está muy lejos de ser perfecta. La yuxtaposición de los tres hilos narrativos en ocasiones detiene el ritmo de la trama y, si bien es obvio que el guión se conforma con sólo repetir lo que ya es de conocimiento popular, la importancia de cintas como “Lions for Lambs” es que pavimentan el camino para futuros largometrajes dispuestos a profundizar en los aspectos desconocidos de ambas guerras.