Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Todos los admiradores del séptimo arte cargamos con al menos un pecado cinematográfico; esas películas reconocidas globalmente por millones de conocedores del medio y que nosotros –por la razón que sea- aún no las hemos visto.
No tienen que ser necesariamente clásicos de la época dorada de la industria. Entre ellas también se encuentran las que han dejado su imborrable huella en nuestra cultura popular, tales como conocer el parentesco que existe entre “Darth Vader” y “Luke Skywalker” o saber que el atemorizante sonido generado por un violonchelo significa la llegada de un tiburón gigante.
Cuando nos enfrentamos a largometrajes que gozan de mucha fama, podríamos reaccionar de la siguiente manera al verlos: “¿Ya? ¿Eso fue todo? ¿Por qué es tan reconocido?”. Me ha pasado y seguramente a ustedes también. Lo importante en estos casos es trasladarse mentalmente al tiempo y el espacio de su estreno para poder reconocer las innovaciones que le proveyeron al medio.
La recién publicada lista de las cien mejores películas estadounidenses seleccionadas por el Instituto de Cine Americano (AFI, por sus siglas en inglés), me hizo reflexionar sobre la cantidad de cintas que aún no he visto. Algunas de éstas son consideradas como faltas capitales dentro de cualquier círculo de cinéfilos. A continuación, confesaré mis pecados listándolos de menor a mayor grado de gravedad:
The Searchers (1956) – Este clásico del oeste, dirigido por John Ford, recientemente salió a la venta en DVD en una edición restaurada. Como nunca me han gustado mucho las películas de vaqueros, pienso que este pecado tiene un poco de justificación.
Ben-Hur (1959) – Todos los años, por lo menos un canal local transmite este filme durante semana santa, tradición que todavía cuestiono debido a que la descripción de su trama como que no tiene mucho que ver con esa celebración cristiana. He visto algunas de sus escenas, como la clásica carrera en el Coliseo romano, pero sinceramente no es una cinta que me llame la atención.
Singing in the Rain (1952) – Este pecado tiene la particularidad de ser el único de la lista que no tengo ninguna intención de remediar. Detesto los musicales. Puedo contar con una de mis manos los que me han gustado y me sobran dedos. Así que sin remedio cumpliré los años que me sentencien al purgatorio fílmico.
Gone with the Wind (1939) – He intentado ponerme a verla en varias ocasiones pero sinceramente me aburre más que ver un juego de golf en televisión. Honestamente es una de esas cintas que ya sé que nunca voy a ver y “frankly my dear, I don’t give a damn”.
The General (1927) – Dentro de la época del cine silencioso, existen dos bandos de personas: los fanáticos de Charlie Chaplin y los Búster Keaton. Por mi parte, soy un fiel admirador de las producciones de Chaplin ya que –aunque he disfrutado de algunos cortometrajes de Keaton- todavía no he visto este filme, considerado como la obra maestra del director.
Vertigo (1958) – Alfred Hitchcock es uno de los directores en cuya filmografía aún no me he explorado por completo. He visto “Psycho” y “The Birds” pero aún no me he topado con ésta, considerada por muchos críticos como el mejor ejemplo de su trabajo.
On the Waterfront (1954) – No tengo excusa para no haber visto esta película. Incluso, la misma lleva varios meses grabada en mi Tivo. Simplemente no he encontrado el momento oportuno para prestarle mi total atención a la que es reconocida como la mejor actuación de Marlon Brando.
To Kill a Mockingbird (1962) – Al igual que en el pecado anterior, este filme por un tiempo también ocupó un espacio en el disco duro de mi Tivo. Sin embargo, la máquina lo borró para grabar otros programas y no la he vuelto a encontrar en cable.
Lawrence of Arabia (1962) – Me la han prestado en más de una ocasión y hasta he comenzado a verla pero - como no soporto tener que parar una película para terminarla en otro momento- aún no he podido acabar de verla debido a que tiene una duración que sobrepasa las tres horas y media.
Citizen Kane (1941) – Aquí está “El pecado de los pecados”. El filme más revolucionario de la historia de Hollywood, el que siempre aparece incluido dentro de los primeros cinco lugares de un sinnúmero de listas con las mejores películas de la historia y el que forma parte del currículo de cualquier clase de cine, aún no ha sido vista por mis ojos. Peor aún es que llegó a formar parte de mi colección en VHS y nunca la puse en el VCR. La compré porque me la recomendaron cuando tenía como 17 años pero su carátula no me llamaba la atención. Recientemente la pasaron por el canal Turner Classic Movies pero se me olvidó grabarla. En definitiva, oportunidades he tenido de sobra. Ahí tienen mi confesión. De las diez películas, la única que verdaderamente me abochorna es la última pero les juro amigos cinéfilos que de este año no pasa que yo remedie este pecado. Los invito a que utilicen este espacio para que hagan este ejercicio y se despojen de sus cargas cinematográficas.