Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Estoy seguro que cuando salió Big Momma's House en el 2000, nadie pensó que once años más tarde lo que comenzó como una absurda comedia se convertiría en una trilogía cinematográfica, pero así funciona Hollywood.
El actor Martin Lawrence regresa por tercera ocasión a esta franquicia, supongo, que porque aún no han decidido filmar Bad Boys III, y en esta industria siempre es más fácil financiar un material conocido -por más malo que sea- que una idea original. Así que aquí lo tenemos, una vez más, interpretando a “Malcolm”, un agente del FBI que se ve obligado a disfrazarse de una mujer obesa, conocida como “Big Momma”, para realizar su trabajo en la cinta Big Momma's: Like Father, Like Son.
El título prácticamente anticipa lo que sucederá: si es gracioso ver a un hombre disfrazado de mujer, debe ser doblemente gracioso ver a dos hombres disfrazados de mujer. ¿Verdad? A Jack Lemmon y Tony Curtis les funcionó en Some Like it Hot. A “Bugs Bunny” también. Ah, pero hay un importante detalle. La clásica comedia fue escrita y dirigida por el gran Billy Wilder y los Looney Tunes contaban con el talento de Chuck Jones.
Este filme, por el contrario, es del director de See Spot Run, John Whitesell, y fue escrito por el guionista de las dos primeras películas de “Big Momma”, las cuales este servidor no ha visto. Me imagino que eso significa que si ya invirtió su tiempo en ambas predecesoras, y disfrutó de ellas, puede esperar más de lo mismo en esta. Ahora, si es como yo, y esta es su introducción a “Big Momma”, quizás agradezca no haberlas visto.
La secuela no parece guardar ninguna continuidad con las cintas anteriores, más allá de la fórmula de vestir a Lawrence de mujer. En esta ocasión, la trama agrega al personaje de su hijo, “Trent” -interpretado por Brandon T. Jackson-, quien también se ve forzado a vestirse de mujer e ingresar a una escuela de arte para mujeres tras ver a un mafioso ruso cometer un asesinato.
¿Por qué en una escuela de arte para mujeres? ¿Por qué no lo escondieron en un programa de protección de testigos? Pues porque además de que el largometraje lo necesita para justificar su supuesta “comedia”, resulta que un soplón del FBI escondió un “flash drive” dentro de una caja de música ubicada dentro del museo del colegio con información que incriminaría al mafioso. ¿Por qué ahí? Honestamente no sé. Al filme no le interesa que la trama tenga sentido, sólo que veamos a dos hombres vestidos de mujer y que nos riamos de ellos.
La película se extiende demasiado. Una historia tan simplona no merece tanto tiempo en pantalla. Hay varios números musicales que sólo parecen estar ahí debido a la popularidad del programa de televisión “Glee” y se sienten fuera de lugar. Además hay un dúo de historias secundarias y un interés amoroso que no aportan nada a la trama. Mejor ni hablemos de los ridículos villanos.
Hombres "en draga” no es sinónimo de comedia. La primera vez que los vemos quizá provocan risas, pero si no tienen nada gracioso que decir, terminan siendo nada más y nada menos que dos hombres “en draga”.