En la actualidad, la comedia romántica Celeste and Jesse Forever es toda una excepción dentro de este género tan maltratado en las últimas décadas. Es cómica sin ser trillada; sus personajes se comportan como adultos; el conflicto central se trabaja con madurez y sin mayores pretensiones. 

Estas tres cualidades ya de por sí lo hacen un estreno digno de verse por todo aquél que apenas ha sobrevivido los atentados al buen gusto perpetrados por la chatarra fílmica protagonizada por las caras  contemporáneas de este género, como Katherine Heigl y Kate Hudson, en los pasados años.

Quizás en reacción a los terribles personajes que suelen poblar este tipo de películas, la actriz Rashida Jones se vio inspirada -o forzada- a escribir este libreto. Y, ¿por qué no? También encarnar el papel principal, aún cuando sus destrezas actorales no abarcan un rango histriónico muy amplio. Su primer guión, escrito junto a Will McCormack, demuestra que podría desarrollarse en esta área y quizás ser mejor detrás de las cámaras que frente a ellas. 

La trama sigue a la pareja que figura en el título -interpretada por Jones y Andy Samberg- durante su proceso de divorcio, aunque de verlos no lo parecería. Mejores amigos desde la adolescencia, “Celeste” y “Jesse” se esfuerzan por mantener esa estrecha relación saludable aun tras la separación. La solidez de su amistad es puesta a prueba cuando “Jesse” decide comenzar una nueva vida con otra mujer, poniendo al revés el mundo de “Celeste”.

Celeste and Jesse Forever inicia en un punto rara vez visto, después del primer beso, el “lo/la acepto” y el “vivirán felices para siempre”. La situación emocional por la que atraviesa “Celeste” es expuesta desde una perspectiva adulta, a través de conversaciones que siempre dejan espacio para la comedia pero integrada con naturalidad en el drama central, no insertada a la fuerza para buscar risas fáciles. 

Jones se desempeña bien dentro de la comedia, siendo este el fuerte de su carrera en cine y televisión. Sin embargo, al entrar en lo dramático -con excepción de una muy buena y sincera escena al final- la actriz no da el grado, aunque sin caer en lo mediocre. La dirección de Lee Toland Krieger, aunque sólida en general, tampoco ayuda en estos momentos, recurriendo a técnicas obvias como sacar la cámara de foco, porque… pues porque el mundo de “Celeste” está fuera de foco.

Aun con estas fallas mínimas, Celeste and Jesse Forever funciona gracias al tremendo guión, lleno de pequeños personajes que gravitan alrededor de la protagonista y nutren de comedia  la narrativa, entre ellos Elijah Wood, como un colega de “Celeste”, Ari Graynor, como su mejor amiga, y el propio coescritor, Will McCormack, como un vendedor de marihuana.

Graciosa, tierna, honesta y madura, Celeste and Jesse Forever es una de esas comedias románticas que aparecen en el ámbito independiente cada dos o tres años para recordarnos que no todo está perdido con este género.