Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Son pocas, muy, muy pocas las comedias románticas contemporáneas que logran destacarse. El género ha sido hecho hasta la saciedad, al extremo de convertirse en un absoluto cliché compuesto de muchos otros que siguen al pie de la letra un patrón que -por lo visto- continúa funcionando y satisfaciendo al público puesto que todos los años se nos ofrece la misma historia, en múltiples ocasiones y, a veces, con distintos protagonistas.
Crazy, Stupid, Love. no se libra por completo de los aspectos más trillados que suelen verse en estas películas -particularmente en la forma como concluye la trama-, pero el trabajo de su elenco es tan bueno que sobresale entre lo genérico. Su efectividad quizás también se deba en parte a que el romance toma un papel secundario ante la comedia, y el guión de Dan Fogelman contiene muchas escenas y frases verdaderamente graciosas.
La película comienza con la solicitud de un divorcio, algo extraño dentro de este género. Steve Carell y Julianne Moore interpretan a “Cal” y “Emily”, una pareja con hijos y 25 años de matrimonio. Ella le confiesa que ya no quiere estar casada con él y que le fue infiel con un compañero del trabajo, por lo que “Cal” se muda de la casa a un pequeño apartamento a comenzar su vida de nuevo.
Mientras se bebe sus tristezas en una barra, “Cal” conoce a “Jacob” (Ryan Gosling), un mujeriego con un impecable sentido de estilo que lo toma bajo su ala y le enseña cómo vestirse y sus técnicas para llevarse una chica nueva para su apartamento todas las noches. La relación entre ellos dos es de donde nacen muchos de los momentos más memorables del largometraje, con ambos actores desempeñándose admirablemente dentro de sus respectivos roles.
Nada dice “perdedor” como la cara de Carell. Esto no es una crítica, sino un halago. El protagonista de The 40 Year Old Virgin se ha dado a conocer con papeles como éste y aquí contrasta favorablemente con Gosling, quien parece estar posicionando como uno de los nuevos chicos atractivos de Hollywood. Su “Jacob” es un donjuán de la vida, pero no resulta pedante ni despreciable, mucho menos cuando es sorprendido por cupido en la forma de Emma Stone.
Los actores secundarios abonan notablemente a la película, particularmente Marisa Tomei como una de las conquistas de “Cal”, Kevin Bacon como el amorío de “Emily” y Moore, quien siempre deja una agradable impresión en el espectador. No es normal ver a tantos actores veteranos en una comedia romántica actual, por lo que hay que celebrarlo.
El acto final de Crazy, Stupid Love. es donde el guión no puede escapar de los convencionalismos, aunque las carcajadas nunca desaparecen. Supongo que no hay manera de evitarlo, pero la cinta de los directores Gleen Ficarra y John Requa (I Love You Phillip Morris) nunca es deshonesta sobre sus partes más genéricas. Sabe el género al cual pertenece y se esmera dentro sus fortalezas en lugar de querer satisfacer los elementos románticos y cómicos equitativamente.