Mientras para algunos The Dark Knight Rises es su película más esperada del verano, hay muchos y muchas –especialmente muchas– que no veían el día que finalmente llegase Magic Mike a las salas de cine. La campaña de publicidad resaltó los abdominales, pectorales y otros músculos de los cuerpos de sus protagonistas: un sexteto de strippers masculinos más “poderoso” que todos los “Avengers.”  

Sin embargo, los que saben de cine notaron un nombre entre los créditos más que ningún otro: Steven Soderbergh. Tal y como estos bailarines venden una fantasía, los cortos del filme vendieron muy sabiamente el hedonismo y la diversión porque, una vez entras a la sala, estás en manos de Soderbergh, y lo menos que a él le interesa es lo que ocurre sobre el escenario.

Basado en las vivencias de su protagonista, Channing Tatum, cuando trabajó a los 19 años como stripper durante tres meses en Tampa, Florida, el guión de Magic Mike –escrito por Reid Carolin- trata el acto del nudismo como un oficio más, similar al de un payaso, mago o comediante que se para en una tarima a entretener al público por unas horas. Una vez apartados de los disfraces, aceite y escarcha, Soderbergh toma a estos personajes y los observa dentro de un entorno cotidiano. 

El protagonista, "Magic Mike" (Tatum), se describe como un empresario, dedicándose a varios trabajos que van desde quitarse la ropa hasta obrero de construcción. Su meta es conseguir suficiente dinero para comenzar su propio negocio creando muebles con chatarra, y para eso baila todas las noches y ahorra hasta el último centavo. Pero las cosas, como se suele decir, “están malas”, y los bancos se rehúsan a darle un préstamo por su pobre crédito. 

Por otro lado, “Dallas”, el dueño del antro, interpretado carismáticamente por Matthew McConaughey, desea expandir su negocio y llevarlo del pequeño local que tiene a uno más atractivo en Miami. Gran parte de la trama se le dedica a lo que ocurre tras bastidores y cómo estos dos hombres intentan salir adelante dentro de una mala economía, pero esto, obviamente, no es lo que se enseña en el corto. 

El tercer miembro del elenco que recibe mayor tiempo en pantalla es “Adam” (Alex Pettyfer) el joven que “Mike” toma debajo de su ala y le abre las puertas a un mundo de posibilidades… y excesos. Más importante que “Adam”  es su hermana, “Brooke” (Cody Horn), quien capta la atención de “Mike” y de alguna forma lo obliga a abrir los ojos y percatarse del rumbo –o la falta de éste- que lleva su vida.

Todo esto suena como material pesado para lo que se supone que sería una inofensiva cinta de hombres strippers y los que vayan esperando dos horas con ellos posiblemente saldrán decepcionados. Soderbergh se concentra en el lado oscuro, real y mucho menos glamoroso de la fantasía. Luego de un primer acto lleno de energía, el ritmo se torna más sosegado para darle espacio al drama de “Mike”, papel tremendamente interpretado por Tatum no sólo física, sino emocionalmente. 

De hecho, el elenco entero es prueba del singular talento de Soderbergh para hacer maravillas con los actores y sacar lo mejor de ellos, incluyendo a Pettyfer y Horn, quienes en verdad no son buenos actores. McConaughey no encarnaba un papel tan memorable hacía años y con suerte éste representará un segundo aire para una carrera que estaba en aprietos. Mientras, Tatum continúa con un año de ensueño para cualquier actor que le permite demostrar su lado cómico al igual que sus impresionantes destrezas para el baile. 

Dentro del canon de Soderbergh, Magic Mike parece una versión más comercial de su propuesta experimental The Girlfriend Experience, en la que contrató a la actriz pornográfica Sasha Grey para hacer de una prostituta en una cinta sin una pizca de erotismo. Este filme funciona de una manera muy similar: apelando inicialmente a la libido del público para luego presentarle algo mucho más interesante.