El mundo está por acabarse y tu esposa te abandona, ¿qué haces? Tratar de encontrar a alguien con quién despedirte de este plano existencial.

En el caso de “Dodge” -personaje interpretado por Steve Carell en Seeking a Friend for the End of the World- su búsqueda lo lleva a dar con el paradero de su amor de escuela superior. Lo acompaña en su viaje su excéntrica vecina, “Penny”, mucho más joven que él, encarnada por Keira Knightley. Juntos forman una de las más inusuales parejas que se han visto en una comedia romántica reciente.

Ambos actores ofrecen lo mejor de sus respectivos talentos. Carell ha perfeccionado con los años su rutina de tipo patético pero entrañable. Le cogemos pena al mismo tiempo que nos reímos de él, mientras expresa un amplio rango de emociones con minúsculos cambios en su rostro.

Knightley,  con un papel menos serio de los que se le acostumbra ver, se permite explorar otras facetas de su arte, consiguiendo un buen balance entre la melancolía y la ternura.

La ópera prima de la directora Lorene Scafaria, quien también escribió el guión, no es un ejemplo convencional de este trillado género. “Dodge” y “Penny” son dos almas en pena, pero su objetivo no es el romance, sino simplemente compañía, conectar con otro ser humano. Y aunque sí hay comedia, particularmente en la primera mitad de la película, la narrativa no se apoya exclusivamente en ella, sino en la relación muy natural y emotiva que nace entre los protagonistas.

El largometraje intercambia el tono más liviano que imperó durante los primeros dos actos por uno más sombrío en el tercero –un cambio abrupto, quizá, pero efectivo- concluyendo el arco dramático de “Dodge” satisfactoriamente y dejando a “Penny” como un personaje real, y no meramente como la “chica perfecta” que ayuda al hombre a atravesar un momento difícil. Dependiendo de cómo funcione la relación para usted, el desenlace –que debe ser obvio desde el principio- lo tocará sentimentalmente.