Resulta sumamente difícil criticar el excelente filme The Cabin in the Woods sin dañárselo a quienes no lo han visto. El brillante guión de Joss Whedon y Drew Goddard, una fantástica e incisiva deconstrucción del género del horror, está escrito con suma inteligencia, pero resaltar sus mayores virtudes significaría privar al espectador del elemento de la sorpresa.

Será evidente desde la primera escena que esto es mucho más que otra tonta y predecible película de horror sobre un puñado de jóvenes que van muriendo violentamente uno por uno, lo cual es cierto, en parte, pero ahí yace su ingenio. Whedon y Goddard nos confrontan con algo que hemos visto hasta la saciedad, lo rompen y lo reorganizan desde una perspectiva totalmente nueva. Es de esa otra parte, de la que no puedo hablar, la que hace al largometraje uno tan memorable.

El mayor atractivo es ir viendo el desarrollo de la novel premisa. La cinta se alimenta de la inquietud del público por conocer lo siguiente que va a suceder, y en vista de cómo se establecen las reglas del juego, las posibilidades son muchas. La trama arranca con dos empleados de lo que aparenta ser una gran empresa –interpretados por Richard Jenkins y Bradley Whitford, dos de los grandes aciertos de la producción- conversando casualmente sobre temas cotidianos.

Acto seguido conocemos a los protagonistas, cinco arquetipos típicos del horror: el atlético "macharrán" (Chris Hemsworth), la chica suelta (Anna Hutchinson), el “mafutero” (Fran Kranz), el nerd (Jesse Williams) y la cohibida virgen (Kristen Connolly). El grupo se marcha a pasar un fin de semana en una antigua y tétrica cabaña en la que ningún ser humano pensante pondría pie, mucho menos quedarse a dormir.

El vínculo entre los dos oficinistas y los jóvenes se revela temprano en la película y abre las puertas a un análisis humorístico de los conceptos más trillados del género a la vez que se mofa de ellos. Este no es un filme que persigue asustar al público sino entretenerlo y hacerlo reír con sus ocurrencias. Es la mejor deconstrucción del horror desde Scream.

Para los amantes del morbo, The Cabin in the Woods les ofrece copiosas cantidades de sangre y vísceras. Las grotescas imágenes abonan a la experiencia, porque mientras por un lado Whedon y Goddard quieren destacar los clichés del horror, al mismo tiempo su objetivo es crear un filme de horror, y uno muy, muy bueno.

La dirección de Goddard es excelente, con un gran manejo del balance entre las risas y los espantos. También lo ayudan las tremendas actuaciones de los jóvenes, todos caminando una línea muy fina entre los convencionalismos de sus roles y los momentos cuando actúan como entes inteligentes. Mención aparte merecen, como dije anteriormente, Jenkins y Whitford, quienes cargan con los momentos más cómicos del largometraje.

No digo más sobre The Cabin in the Woods y me disculpo si he sido muy críptico. Les aseguro que es por su bien. Si algo deben llevarse de esta crítica es que deben ver la película lo más pronto posible, sabiendo lo menos posible y no permitiendo que nadie se las arruine. Eso incluye no ver el tráiler. Es el mejor estreno en lo que va del año.