Experiencia de altura en Up in the Air
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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“Ryan Bingham” vive en el aire. Literalmente es así porque su trabajo lo mantiene a bordo de un avión alrededor de 250 días del año, y figurativamente también, porque su vida -que cabe en una maleta- está atada a nada... y tampoco a alguien.
El carismático viajero -interpretado por George Clooney, en el mejor papel de su carrera- se la pasa volando de ciudad en ciudad como el encargado de decirles a miles de empleados que han sido despedidos de sus trabajos cuando sus jefes no desean hacer el trabajo sucio. En un marcado contraste a la crisis económica que actualmente atraviesan muchas empresas, “Ryan” -se podría decir, en buen puertorriqueño-, “está en las papas”.
Una de las cosas que ha distinguido la filmografía del joven director Jason Reitman es en la selección de protagonistas que van en contra de los arquetipos: un talentoso orador en defensa de los cigarrillos en Thank You For Smoking, una adolescente embarazada en Juno, y ahora un tipo que se dedica a despedir gente en Up in the Air. Tres estupendos personajes en tres excelentes películas.
La clave para el éxito Reitman reside en invitarnos a los mundos que habitan estas personas, que no necesariamente deberían ganarse nuestra simpatía, pero el director y guionista lo logra gracias también en gran parte a un magnífico desarrollo de sus protagonistas. Después de todo, “Ryan” sólo está haciendo e intentando mantener su trabajo, al igual que todos nosotros.
A “Ryan” le fascina su estilo de vida. De hecho, incluso ofrece concurridos seminarios en los que les imparte su filosofía de cargar con lo menos posible -literal y figurativamente- a otras personas. Su oficio lo ejerce con sumo tacto y consideración a la dura noticia que les hace llegar a las personas que nunca antes habían visto su rostro. Es una experiencia tan impersonal como personal.
Sin embargo, la manera de realizar su trabajo se ve amenazada por la ambición de una joven empleada de su agencia que desea revolucionar la forma como se despide a la gente: por medio de una computadora que reduciría sustancialmente los excesivos costos de viaje.
“Natalie”, la visionaria empleada, es encarnada por la Anna Kendrick, papel en el que irradia energía y buen sentido del humor. Junto a Clooney, con quien pasa gran parte de la película, mantiene una química escénica que le da a Up in the Air sus momentos cómicos más memorables mientras “Ryan” le enseña las riendas del oficio.
El tercer acierto del elenco es la actriz Vera Farmiga, quien interpreta a otra viajera frecuente que mantiene una relación con “Ryan” mediante mensajes de texto y encuentros sexuales en los hoteles baratos de los aeropuertos. Simultáneamente Kendrick, Clooney y Farmiga proveen tres de las mejores actuaciones del año, dignas de todos los premios que han recibido, para los que están considerados -como los Globos de Oro- y de los que les faltan por ser nominados.
Por su parte, Reitman se esmera una vez más en acercarnos a la realidad de su protagonista, presentándonos el punto de vista de “Ryan”, con tomas de las ciudades vistas desde 25,000 pies de altura. El director, en pleno dominio de su talento va modificando su exposición de este mundo a medida que la visión de “Ryan” va cambiando de un hombre que no quiere estar atado a nadie a uno que desea aterrizar.
El acompañamiento musical, con canciones seleccionadas por el propio Reitman, beneficia notablemente a la cinta. Cabe destacar la pieza acústica compuesta por un hombre desempleado que, al escuchar el argumento del filme, se la envió al cineasta, quien tuvo la cortesía de incorporarla durante los créditos finales.
En momentos cuando la economía global se encuentra en un estado tan precario, Up in the Air no podría ser más pertinente. Con su tercer largometraje, Reitman se consagra como uno de los directores más prometedores de su generación. Muchos podrían decir que aprovecha la recesión para lucrarse, pero qué mejor prueba de su sensibilidad que los testimonios que presenta a lo largo de la cinta de personas desempleadas. Mírelos bien, pues no son actores. Son hombres y mujeres de verdad... y sin trabajo.