Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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El personaje principal del filme Get Low -que estrena mañana en los teatros Fine Arts- guarda un terrible secreto, uno con el que ha cargado durante décadas como una sentencia autoimpuesta. Si nos interesamos en él y su pena se debe únicamente a la excelente actuación de Robert Duvall porque, desafortunadamente, el resto del largometraje no nos provee mucho de qué aferrarnos.
Duvall interpreta a “Felix Bush”, un viejo ermitaño que sirve de leyenda local para un pequeño poblado del estado de Missouri durante la Gran Depresión. “Bush” es considerado un “monstruo” por sus compueblanos. ¿Por qué? Pues lo cierto es que como público no estamos muy seguros, y la trama depende mucho de este misterio para mantenernos involucrados, pero hablaré más sobre este asunto más adelante.
El anciano, a sabiendas de que la muerte se avecina, decide salirle al paso y coordinar su propio funeral. Para ello, contrata los servicios de “Frank Quinn” (Bill Murray), dueño de la única funeraria en el pueblo y que está a punto de irse a la quiebra porque, contrario al resto del afligido país, allí nadie se está muriendo.
“Frank”, sin embargo, no estaba preparado para la inusual petición de “Bush”, quien desea estar vivo y presente en la fiesta para celebrar su muerte. Lo único que pide es $5 de entrada y que cualquier persona que tenga una historia que contar sobre él asista al peculiar evento. A cambio, el ermitaño les dará la oportunidad de participar de una rifa en la que regalará su vasto terreno una vez la muerte finalmente venga por él.
“Me siguen preguntando si he pedido perdón. Yo no tengo que pedirle perdón a Jesús. Yo nunca le hice nada a Él”, expresa “Bush” en cierto momento de la historia. El guión de Chris Provenzano y C. Gaby Mitchell hace mucho énfasis en que él necesita arrepentirse del error que cometió en el pasado y el cual lo llevó a apartarse del mundo y vivir en completa soledad por 40 años. El problema de esto es que cuando finalmente se nos revela lo que hizo -en un emotivo monólogo expresado por Duvall que es el mejor momento de toda la película-, la confesión no es tan impactante como la trama la había hecho creer.
A pesar de que el elenco cuenta con los grandes talentos de Bill Murray y Sissy Spacek, el novato director Aaron Schneider -en su debut tras las cámaras- no sabe aprovecharlos. Murray brilla en las breves escenas donde se le permite emplear su sarcástico sentido del humor, pero estos momentos son muy pocos y esparcidos. Mientras que Spacek, quien interpreta a una mujer que formó una parte importante del pasado de “Bush”, se ve restringida por el pobre desarrollo de su personaje.
La premisa de Get Low es sumamente interesante y atractiva, pero lo que llega a la pantalla parece ser sólo una parte de un guión más ambicioso. Aun así, la actuación de Duvall es digna de verse y está a la altura de sus mejores trabajos cinematográficos.