Reseña: Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 1
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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No considero justo reseñar Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 1. Sería como darle el último libro de la célebre saga -creada por la autora J.K. Rowling- a un crítico de literatura, quitárselo cuando va por la página 367 de un total de 759, y pedirle que escriba una reseña de eso. Estaría incompleta, como lo va a estar la que leerán a continuación.
Lo que estrena hoy en las salas de cine de Puerto Rico es la mitad de una película que se dividió en dos partes debido a la densidad de la novela que concluye esta exitosa franquicia cinematográfica. No dudo que la división también esté atada a intereses económicos del estudio Warner Brothers por duplicar ganancias en la taquilla, pero que quede claro que, en vista de esta decisión, no espere salir completamente satisfecho del cine al menos que se haya leído los libros.
Una espera de dos o tres meses habría sido aceptable, pero tener que aguantar más de medio año para ver el resto de la película parece un poco excesivo. No se trata de un caso como el de The Empire Strikes Back, que tiene un debido principio y final a pesar de que nos deja en un histórico cliffhanger, o la trilogía The Lord of the Rings, cuyas entregas tenían su propio arco narrativo, por lo que no caía mal esperar uno o hasta tres años por el próximo filme. Aquí la pausa es tan abrupta como si apagasen el proyector y nos pidieran que regresáramos en julio para ver el desenlace. Es una experiencia a medias.
Sin embargo, esta pequeña insatisfacción se debe a que lo que vi no sólo me estaba gustando sino que prometía un final digno de una de las sagas fílmicas más aclamadas de la historia del medio. Probablemente una de las mejores películas de la serie. Así que tome esta queja como la de un cinéfilo que estaba ansioso por ver una conclusión y que, luego de siete largometrajes, ya tiene un vínculo emocional con estos personajes que hemos visto crecer en la pantalla grande a lo largo de una década.
Deathly Hallows retoma la historia a pocos meses de la muerte de “Dumbledore” a manos de “Snape”. Las fuerzas del mal se han concentrado alrededor de “Voldemort” quien ahora además controla en Ministerio de Magia y la escuela de Hogwarts, por lo que “Harry”, “Ron” y “Hermione” deben hallar el resto de los horrocruces para detenerlo antes de que sea demasiado tarde.
La mayor parte de la trama se concentra en “Harry” y “Hermione” –interpretados por Daniel Radcliffe y Emma Watson- tratando de descifrar las pistas que les dejó “Dumbledore” para encontrar los artefactos que guardan una parte del alma de “Voldemort”. El guión de Steve Kloves -quien ha escrito las siete películas- aprovecha este ritmo más calmado para fortalecer la amistad entre ambos a la vez que avanza la historia estableciendo un primer y segundo acto -o por lo menos la mitad- que deja todo listo para el final.
De lo único que peca el libreto es de algo que no estaba bajo el control de Kloves. Dado a que las cintas se fueron filmando a medida que se publicaban los libros, en ésta reaparecen personajes y elementos a los que nunca se les dio mucha importancia en las entregas anteriores. Mientras Rowling sabía que los usaría en la conclusión, aquí el guionista se ve obligado a destacarlos y hacerlos relevantes en poco tiempo, por lo que los que no estamos familiarizados con las novelas no sentimos el impacto emocional que se pretendía.
Por su parte, Radcliffe y Watson dan muy buenas actuaciones que cargan con el grueso de la trama. Son ellos dos los que pasan el mayor tiempo en pantalla en esta película de poco más de dos horas de duración. Gracias a la solidez de su trabajo, la ausencia de los actores más veteranos, que siempre aportan muchísimo a las películas, no es tan notable. Alan Rickmam (“Snape”) sólo aparece brevemente al principio, mientras que a Maggie Smith (“Minerva McGonagall”) ni siquiera se le ve.
Visualmente, Deathly Hallows luce espectacular. David Yates regresa por tercera ocasión a la silla del director, por lo que ya se nota en pleno dominio de este mágico universo. El cineasta maneja con astucia tanto las tremendas secuencias de acción como las escenas más sosegadas, formando un buen balance entre ambos extremos. Mención aparte merece la decisión de recrear un antiguo cuento utilizando una magnífica animación, lo que le da un fantástico toque adicional de creatividad a la cinta.
Esta primera mitad de Harry Potter and the Deathly Hallows anticipa un tercer acto épico, pero tendremos que esperar al verano que viene para saber cómo concluye la batalla entre el bien y el mal. Hasta entonces, esta reseña se queda en to be continued...