Su nombre es “Salt”, “Evelyn Salt”. Aunque nunca se presenta de esta forma, el personaje titular de la cinta protagonizada por Angelina Jolie tiene mucho en común con el espía más famoso de la pantalla grande: “James Bond”. Pero no la versión más actualizada con Daniel Craig, que desea parecerse más a “Jason Bourne”, sino con la interpretada por Pierce Brosnan en películas como Goldeneye.

“Salt” no tendrá muchos de los artefactos tecnológicos que utiliza “007” para combatir a sus oponentes, pero ambos tienen un enemigo en común: los rusos. ¿Los rusos? Sí, lo rusos. Parecerá que estoy repitiendo uno de los parlamentos más memorables del filme de los hemanos Coen, Burn After Reading, pero los viejos enemigos de la Guerra Fría regresan en Salt para amenazar la seguridad de Estados Unidos y sus aliados.

“Evelyn Salt” es una agente de la CIA felizmente casada. El día de su aniversario de bodas, un espía ruso desertor llega a su oficina para revelar un misterioso y descabellado plan mediante el que supuestamente la antigua Unión Soviética  introducía niños en Estados Unidos que estaban entrenados como  espías. Allí aguardaban durante décadas, formando sus vidas y buscando trabajos en agencias específicas de gobierno, a la espera de órdenes de Rusia. Según el agente, “Salt” es uno de ellos.

El guón de Kurt Wimmer (Equilibrium) mantiene al personaje de “Salt” rodeado en misterio durante gran parte de la trama. Una vez es acusada de ser una espía rusa, pasamos el mayor tiempo de la película intentando descifrar sus lealtades mientras es perseguida por Washington D.C.  y Nueva York.  La historia fácilmente pudo haber sido un filme de espionaje de la década del 80, pero Wimmer logra que se sienta relevante aunque, a medida que se va desarrollando, se va poniendo más y más ridícula.

Sin embargo, aunque el desenlace alcanza niveles absurdos, nunca deja de ser entretenido. El director Phillip Noyce -un veterano de los filmes de espías como Patriot Games, Clear and Present Danger y The Saint-, se encarga de que no le prestemos mucha atención a los aspectos más ilógicos de la trama por medio de unas estupendas secuencias de acción que dictan el excitante ritmo de la cinta.  Para su fortuna, Jolie realiza gran parte de las hazañas más arriesgadas de la película, algo que definitivamente beneficia a la producción porque podemos ver su rostro en todo momento.  

La carrera de Jolie se ha destacado por sus papeles de acción y no cabe duda de que le quedan muy bien. “Salt” es un personaje muchísimo más interesante que el que interpretó en Wanted y en ambas entregas de Tomb Raider. El final del filme deja las puertas abiertas para futuras aventuras. Es evidente que la intención de Sony Pictures es convertir a Salt en una franquicia cinematográfica y, personalmente, no me molestaría volver a verla luchar contra los rusos. Siempre fueron dignos enemigos.