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Si el Tren A se traslada hacia el Este a una velocidad de 75 mph, cargando ocho tanques de peligrosos químicos y el Tren B lo persigue a una velocidad de 70 mph, en un intento por evitar una catástrofe inspirada en hechos de la vida real, ¿cuál sería el director ideal para llevarlos a la pantalla grande? Si respondió Tony Scott, está en lo correcto.
La historia que presenta Unstoppable -título que no podría ser más falso para el argumento del filme- es perfecta para el frenético estilo visual de Scott (Man on Fire, The Taking of Pellham 1 2 3). Si ha visto el corto, la película entrega exactamente lo que promete: adrenalina sobre rieles durante 90 minutos. Ni más, ni menos.
Al ser una producción de Scott, por supuesto que no podría faltar Denzel Washington, lo que marca su quinta colaboración. Sería como si Tim Burton hiciera una cinta sin Johnny Depp. El ganador del Oscar por su actuación en Training Day interpreta a un veterano ingeniero locomotriz, que es pareado con un novato conductor de trenes (Chris Pine) en una jornada de trabajo que resultará muy fuera de lo normal.
Por un error, un tren con vagones que se extiende a través de media milla, sale a toda velocidad de la estación sin que nadie lo conduzca, sin frenos funcionales, con una carga de cientos de galones de un líquido tóxico y en dirección a un elevado que lo descarrilaría contra un área de alta densidad poblacional.
"¡Es un misil del tamaño del edificio Chrysler!”, exclama uno de los personajes al describir al ferrocarril en una de las frases más memorables del guion de Mark Bomback que -a su vez- ejemplifica el grado de exageración que surge cuando Hollywood lleva al cine casos verídicos. La trama se adhiere bastante a los hechos reales pero obviamente los eleva al cuadrado para aumentar la tensión, incluyendo caballos en las vías del tren, vagones repletos de niños en excursión y un desenlace más emocionante.
La dirección de Scott tendrá tanto sus defensores como sus detractores, pero incluso dudo que éstos puedan decir que la película es aburrida. Su cámara, como suele suceder, se mantiene en constante movimiento como si fuese manejada por alguien con déficit de atención. Pedirle que la detenga por unos segundos al menos en las escenas de diálogo sería como haberle pedido a Yasujiro Ozu que hiciese de vez en cuando un paneo en sus filmes. Scott mantiene el ritmo a todo vapor, como el material lo requiere.
Además del aspecto técnico, las actuaciones de Washington y Pine son dos de los grandes aciertos de Unstoppable. El dúo de artistas consigue una excelente química en pantalla y sus cualidades histriónicas se complementan favorablemente en una típica unión del viejo veterano y el joven novato. Ambos no son solamente buenos en los momentos de acción, sino también en las escenas de humor.
Por más ridículos que se vean los avances o las descripciones que le han dado de ser Speed con un tren, Unstoppable es una película de acción sin pretensiones que no decepciona.