Shutter Island es una joya del terror
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Ver Shutter Island, el más reciente filme del director Martin Scorsese, es como quedar atrapado en una terrible pesadilla de la que no podemos despertar. Una vez las luces de la sala se apagan y la oscuridad nos envuelve, quedamos en manos del célebre director, quien nos invita a perder un poco de nuestra cordura mientras nos lanza a su formidable puesta en escena.
En este magnífico largometraje, Scorsese prueba por primera vez sus indiscutibles dotes cinematográficas en el género del terror para darnos una experiencia escalofriante de principio a fin. El cineasta nos mantiene con los ojos pegados a la pantalla mediante una historia repleta de misterio, acentuada por imágenes tan sublimes como espantosas que nos sacuden profundamente.
Basada en la novela homónima de Dennis Lehane, la trama se desarrolla en 1954, siguiendo las pistas de una investigación llevada a cabo por el alguacil federal “Teddy Daniels” -interpretado por Leonardo DiCaprio- en un islote que alberga un manicomio. La reciente fuga de una peligrosa paciente mental lo lleva hasta “Shutter Island” para dar con su paradero y... ¿sabe qué?, mejor dejémoslo ahí.
La mejor manera de apreciar la tenebrosa experiencia que Scorsese tiene preparada para usted es conociendo lo menos posible de su historia. De hecho, si ha visto el corto promocional de la cinta, ya sabe demasiado (qué bueno que nunca lo vi). El guión de Laeta Kalogridis está estructurado de tal manera que pensará que se está volviendo loco, como un paciente más del siniestro manicomio.
Scorsese construye una atmósfera de esquizofrenia que se mantiene presente a lo largo de las poco más de dos horas que dura la película. Sus increíbles destrezas detrás de la cámara se unen a la espléndida cinematografía de Robert Richardson, la excelente edición de Thelma Schoonmaker y la selección musical que aporta notablemente al suspenso, para entregarnos el mejor estreno de lo que va de año.
El director sólo permite que los niveles de tensión bajen momentáneamente entre el primer y segundo acto, pero esto es solamente un respiro para las revelaciones del desenlace, que si bien se vuelven un tanto obvias en el transcurso de la historia, la efectividad del filme no depende de la facilidad con las que usted las pudiese descifrar. La intensión de Scorsese es transmitir un sentimiento de locura, y lo logra a la perfección.
En su cuarta colaboración con el director, DiCaprio da una estupenda actuación como el detective que intenta discernir entre lo real y lo ilusorio. El protagonista de The Aviator carga con todo el peso emocional de la trama, funcionando como nuestro guía a través de la demencia que lo rodea y que se apodera de los espectadores.
Si Shutter Island es prueba de lo que Scorsese es capaz de hacer con el trillado género del terror, su regreso en este terreno es más que bienvenido. Es terror del bueno, como sólo un maestro del séptimo arte lo podría hacer.