Tras 15 años sin verse rastro de ella en la pantalla grande, Goldie Hawn regresa hoy al medio en el que décadas atrás brilló como una de las máximas reinas de la comedia cinematográfica. Su salida del retiro autoimpuesto quizá se debió más a la insistencia de la protagonista y productora de Snatched, la comediante Amy Schumer -quien estaba deseosa de trabajar con la actriz-, que a lo que Hawn leyó en el guión, pero lo cierto es que da gusto verla de vuelta aunque sea en una película que no está ni remotamente a la misma altura de sus glorias del pasado. La nostalgia a veces sirve de gríngolas.

La verdad es que Snatched es otra comedia de estudio del montón, de esas que están destinadas a mantenerse en la programación televisiva durante décadas, las que uno mantiene puestas como telón de fondo mientras hace otras cosas y solo dirige la atención hacia ellas en escenas clave. Dirigida por Jonathan Levine (Warm Bodies) y escrita por Katie Dippold (The Heat, Ghostbusters), la película cuenta con varios de esos momentos jocosos, y con una corta duración de 90 minutos, las risas están lo suficientemente esparcidos a lo largo de ellos como para hacerla llevadera.

Schumer interpreta a “Emily Middleton”, una mujer atrapada en la perpetua adolescencia que tras ser dejada por su novio, se queda con un viaje a Ecuador para dos personas sin reembolso. Al no encontrar con quien ir, decide invitar a su madre, “Linda” (Hawn), quien no se aventura a viajar a ningún lado y prefiere quedarse en su hogar cuidando de sus gatos. “Linda” ve peligro en todas partes, y sus instintos ciertamente estaban acertados cuando, tras llegar al país sudamericano, ella y “Emily” son secuestradas.

El libreto de Dippold, afortunadamente, evita caer en la xenofobia y el humor de mal gusto limitando el secuestro a una escena y dándoles buenos chistes a los actores latinoamericanos. El punto es reírse con ellos, no de ellos, sin hundirse hasta el cuello en los estereotipos... solo hasta los tobillos. La escapada de “Linda” y “Emily” abre las puertas a la comedia de situación mientras huyen por la selva amazónica entre Ecuador y Colombia. En el camino, conocen a divertidos personajes secundarios entre los que sobresalen Christopher Meloni, con un “intrépido” estadounidense con ínfulas de “Indiana Jones”, y Joan Cusack como una asesina exmilitar a la que le cortaron la lengua, algo que prueba que esta actriz siempre resulta genial, incluso muda.

En cuanto al binomio de Schumer y Hawn, la primera  encarna la versión moderna de un papel similar al que habría encarnado la segunda, circa 1984, aunque más chabacano, según el estilo por el que se ha dado a conocer. Su tipo de comedia no es el más agradable, pero para aquellos que disfrutan de ella, encontrarán algo de qué reírse aquí. Hawn, por su parte, se ve limitada al personaje de la mamá regañona, impidiéndole flexionar esos músculos cómicos que no usa profesionalmente desde hace unas décadas. Sin embargo, cuando están juntas, hacen una buena pareja, incluso en el trillado final en el que llegan a un entendimiento emocional.

Mención aparte merece Ike Berinholtz como “James”, el hijo de “Linda” que se encarga de gestionar el rescate de ambas, padece de agorafobia y la llama incesantemente “mamá”, así, en inglés, pero con énfasis en la segunda sílaba. Es un chiste recurrente, bastante tonto, pero de alguna forma el tipo lo hace funcionar. Y Snatched es básicamente así, tonta, pero funciona. No es exactamente la clase de comedia que uno le recomienda a un amigo, sino más bien la que se disfruta cuando no se espera mucho de ella.