Dirigida por Ridley Scott, protagonizada por Michael Fassbender, Brad Pitt, Javier Bardem y Penélope Cruz, y escrita Cormac McCarthy -uno de los más venerados autores contemporáneos- es prácticamente imposible  ver la ficha técnica de The Counselor y no salivar de anticipación. El productor final, sin embargo, se queda un tanto corto de lo que prometían esos nombres  en el póster.

La película no deja una impresión más duradera que el entretenimiento insustancial y momentáneo que ofrece. Viniendo de semejante elenco y el autor detrás de No Country for Old Men, The Road y Blood Meridian, es inevitable sentir cierto grado de decepción, aunque no suficiente como para despacharla sin inmutarnos.

The Counselor es un filme de McCarthy dirigido por Scott. La huella del escritor de 80 años está presente en todo momento: extensos y ricos diálogos introspectivos, personajes de turbia moralidad, un inquebrantable fatalismo y hasta su particular don para ingeniarse nuevas, rápidas y eficientes maneras de matar personas. En su debut como guionista cinematográfico, McCarthy recorre lugares comunes en su obra, con una trama impulsada por la avaricia y desarrollada  en el  escenario más habitual para el autor: la frontera entre Estados Unidos y México.


En lo que muy bien pudo haber sido una historia paralela que se contó en a No Country for Old Men, el largometraje sigue los pasos de un abogado anónimo -interpretado por Michael Fassbender- que busca incursionar en el bajo mundo del tráfico de drogas. Sus motivos nunca quedan claros más allá de la mera ambición, pues parece llevar una vida  sumamente cómoda, con un auto deportivo, un lujoso apartamento y suficiente dinero como para comprarle a su novia (Penélope Cruz) una sortija de diamantes de 3.5 quilates.

Independientemente, el abogado está convencido de que convertirse en criminal es el camino que desea perseguir, esto a pesar de las múltiples y  amigables advertencias de sus dos socios, el excéntrico “Reiner” (Javier Bardem) y el más pragmático “Westray” (Brad Pitt), dos hombres con vasta experiencia en el trasiego de drogas entre el cartel de Juárez y el estado de Texas. Una vez consumado el pacto tripartita, empieza a arrepentirse rápidamente de su pobre decisión.

Aun en sus escenas más aleatorias y/o inconsecuentes, The Counselor funciona gracias al talento de sus tres protagonistas masculinos, quienes consiguen que el material parezca ser más profundo y cautivante de lo que en verdad es. Bardem, en particular, tiene una secuencia en la que describe el cuestionable comportamiento de su novia (Cameron Díaz) con su Ferrari que por si sola vale el precio de la taquilla, tan solo porque el actor español parece estar tan incrédulo ante las palabras de McCarthy como su personaje.

Aunque Fassbender encarna al abogado con convicción y se esmera en las escenas cuando se le pide mayor emotividad, su caracterización sufre a raíz de las deficiencias del guión, que no logra delinear bien sus motivaciones ni mucho menos darle mayor profundidad. Lo mismo ocurre con el personaje de Díaz, sin duda el peor  no solo por cómo está escrito sino, además, interpretado. Acá ocurre lo opuesto: el libreto revela desde el principio sus intenciones, Díaz las hace explícitas con su actuación y las exagera caricaturescamente, lo cual contrasta con el resto del reparto.

Por su parte, Scott se encarga de que The Counselor se vea muy bien y avance a la velocidad necesaria como para que las lagunas en el libreto no sean tan obvias. Sin embargo, de no ser porque su nombre aparece en los créditos, no hay nada que identifique este filme como uno de su autoría. Su trabajo aquí es tan anónimo como el personaje principal.