Quizá la solución a los problemas que continúa confrontando Warner Bros. en sus intentos por darle forma a un universo cinematográfico basado en los personajes de DC Cómics sea prescindir de los latosos blockbusters y enfocarse en las películas animadas que sí han resultado exitosas tanto en las críticas como en la taquilla. Al menos esto sugiere The LEGO Batman Movie, el divertido spin-off de The LEGO Movie (2014) que llega hoy a los cines capitaneado por el superhéroe favorito del estudio para someterlo a un proceso introspectivo en el que deberá ponderar por qué es tan serio, solitario y oscuro.

La razón será obvia para cualquier persona con el conocimiento más básico de Batman (¡Spoiler! Sus padres fueron asesinados cuando era un niño y desde entonces no ha querido apegarse emocionalmente a nadie), pero verlo confrontar sus demonios a través de la comedia no deja de ser menos entretenido. El guardián de Ciudad Gótica fue una de las cosas más memorables de la primera película de LEGO, y aunque aquí extiende un poquito su bienvenida, el que esté rodeado de todos sus amigos y enemigos les ofrece a los escritores múltiples oportunidades para hacer reír.

Cualquier temor suscitado por la ausencia de los directores y guionistas Phil Lord y Chris Miller –las mentes detrás de The LEGO Movie- queda disipada en los primeros minutos del filme, arrancando con una imaginativa secuencia de acción que contiene tantos chistes que habrá que verla dos o tres veces más para poder captarlos todos. Chris McKay, un veterano de la serie animada Robot Chicken, sabe cómo jugar con estos personajes, y el equipo de cinco guionistas no pierde tiempo en mofarse de sus idiosincrasias tirándole con todo, desde lo más obvio hasta referencias que solo serán del conocimiento de los más fieles fanáticos del “Dark Knight”.

La trama se divide entre Batman –interpretado nuevamente por el comediante Will Arnett- lidiando con la adopción accidentada del huérfano Dick Grayson (Michael Cera), y el Joker (Zack Galifianakis) trazando un malévolo plan para demostrarle a su archienemigo que no puede vivir sin él. El sospechoso rendimiento de todos los villanos ante las autoridades acaba abruptamente con la criminalidad en Ciudad Gótica, por lo que el superhéroe se ve forzado a utilizar su tiempo entablando una relación con su nuevo “sidekick” y abrirse a la posibilidad de formar una nueva familia.

El hecho de que se enfoque en Batman no significa que Warner está poniendo a un lado todas las otras propiedades intelectuales que figuraron en la cinta original. Aunque su presencia es más limitada, las verdaderas intenciones detrás del plan del Joker propician una tremenda combinación de universos que se hilvanan tan bien como en los videojuegos de LEGO Dimensions, con un argumento que parecería un disparate en un filme tradicional, pero que a través de la parodia y la fabulosa animación –que simula la técnica del stop-motion- tiene todo el sentido del mundo.

Mientras durante la transición del segundo al tercer acto The LEGO Batman Movie pierde un poco de impulso y el humor no es tan agudo como el exhibido por Lord y Miller, la película cumple con divertir, a la vez que recuerda que Batman no tiene por qué ser un personaje tan sombrío. Sin embargo, siendo justo, mientras las mega producciones lo sigan presentando de esta forma, su versión animada continuará teniendo tela de dónde cortar.