El discípulo depende del maestro; el maestro, del discípulo.

Ese tipo de relación basada en la necesidad mutua se halla en el corazón de la más reciente obra del cineasta Paul Thomas Anderson, The Master, en la que un hombre deambula a la deriva en busca de dirección, de algo que sane una angustia que lo agobia y cuyas razones nunca se le hacen explícitas al espectador.

A través del excelente y complejo guión de Anderson, ese personaje cree encontrar la respuesta en la cienciología.

Desde que se anunció el tema del largometraje se especuló que se trataría de una reveladora exposición de las particulares prácticas de esta moderna religión fundada por el autor de ciencia ficción L. Ron Hubbard en los años 50, pero no es así. The Master simplemente la usa como esqueleto para desarrollar una íntima y poderosa historia entre dos hombres cuyos caminos se cruzan por casualidad, resultando en una frustrante y viciosa relación. Mientras los fundamentos de la cienciología están presentes, el eje del argumento es la creencia, no necesariamente el credo.

The Master tiene entre sus pilares las monumentales actuaciones de Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman: el primero interpretando “Freddie Quell”, un exmarinero que regresa a Estados Unidos tras sobrevivir la batalla del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial; y el segundo, como “Lancaster Dodd”, el carismático líder de una emergente secta conocida como The Source. Ambos se conocen cuando “Quell” -tras varios intentos fútiles por reintegrarse a la sociedad- se esconde dentro del yate de “Dodd”, quien de inmediato ve en él a un hombre perdido.

“Dodd” lo acoge bajo su ala, le abre las puertas a su núcleo familiar y le imparte su doctrina, una que, según su hijo mayor, reinventa a diario, y la cual pregona que los humanos son entes añejos, con vidas pasadas, y que persigue la perfección y el éxito. “Quell” está dispuesto a hacer lo que sea y realizar voluntariamente todos los extraños ritos a los que es sometido, aunque sus motivaciones no son claras. ¿En verdad cree las enseñanzas de The Source o meramente necesita de alguien que cuide de él?

Esa es una de las muchas interrogantes con la que The Master nos confronta sin ofrecer respuestas concretas. “Quell”, en sí, es un acertijo difícil de descifrar, y la magistral actuación de Phoenix lo hace aun más críptico. Feroz, vulnerable, complejo, Phoenix es toda una revelación en un papel de suma dificultad emocional, encarnado con una convicción que se siente en el tuétano y que resulta en un magnetismo que impide apartar los ojos de la pantalla.

Igualmente excepcional lo es Hoffman, en un papel hecho a la medida para sus destrezas histriónicas, el perfecto y carismático líder cuya sonrisa y calma al hablar invita a acercarse a él, aun cuando no estemos convencidos de sus intenciones. Las escenas cuando él y Phoenix están cara a cara están cargadas de intensidad y deseos reprimidos, diciendo más con sus gestos y miradas que con palabras. Si esto suena a una descripción de una relación amorosa es porque -en cierta forma- lo es.

La dirección de Anderson es una proeza visual que supera incluso la de su obra maestra, There Will Be Blood, filmando por primera vez en 70mm con una gloriosa cinematografía de Mihai Malaimare Jr. que hace de cada recuadro una enorme fotografía que quisiéramos lucir en nuestras paredes. Estéticamente, The Master es una maravilla, mientras que en términos auditivos, la fantástica banda sonora de Jonny Greenwood ayuda a rellenar los espacios negativos con unas composiciones que proveen amplitud a las fuertes emociones que se manifiestan en pantalla.

En The Master vemos la evolución de la voz propia de Anderson que nació en There Will Be Blood -película con la que comparte muchas similitudes- tras sacudir las influencias de dos de sus ídolos, Martin Scorsese y Robert Altman, en películas como Boogie Nights y Magnolia. Es un cineasta ávido por explorar la condición humana y lo que nos define como especie. The Master es su propuesta más ambiciosa en todos los sentidos, por momentos impenetrable y en otros exponiendo verdades y necesidades universales. En suma, The Master es el trabajo de un indiscutible maestro.