La palabra “épica” suele emplearse tan arbitrariamente que cuando su aplicación es digna y más que acertada, su significado parece diluirse dentro de su trillado uso. Sin embargo, A Brighter Summer Day, del director Edward Yang, es un filme que indiscutiblemente amerita ese calificativo, no solo por su extensa duración de casi cuatro horas, sino por todo lo que estas comprenden. 

El escenario en el que se desarrolla no podría ser más humilde, circunscribiéndose mayormente a una pequeña casa, una escuela y varios establecimientos comerciales situados en Taiwán, en 1960, lugares habitados por casi un centenar de personajes que se ven involucrados en una pequeña guerra cultural por la identidad de un país.

El filme de Yang, dedicado a su padre e inspirado en memorias de la juventud del director como migrante chino en Taiwán tras huir del comunismo junto a su familia, requiere de un poco de investigación por parte del espectador para empaparse del contexto histórico en el que se desarrolla. La trama se centra en el adolescente Xiao Si’r (Chang Chen) y cómo sus deslices académicos lo llevan a tener que asistir a una escuela nocturna de menor prestigio en la que los jóvenes se integran a distintas gangas persiguiendo un sentido de pertenencia. Pero detrás de un argumento que parece evocar a West Side Story, Yang introduce la angustia de cientos de miles de migrantes que se vieron confrontados con una falta de identidad nacional que se exacerbó por la globalización cultural que llegó de occidente durante la década del 60. 

Estos jóvenes, amantes de la música de Elvis Presley, se dividen principalmente en dos bandos que recurren a la violencia e intimidación para hacerse valer. Xiao Si’r se involucra con uno de ellos y peca al enamorarse de la novia del exiliado líder de su ganga. El libreto de Yang se enfoca principalmente en la vida de este tímido adolescente a la deriva hasta llegar al crucial evento verídico que marcó a este poblado, entre ellos el propio Yang.

En adición a la barrera histórica y cultural que algunos cinéfilos pudiesen encontrar en esta película, cuatro horas de duración representa un compromiso mayor, más cuando la pausada dirección aparenta extender ese lapso. Sin embargo, gran parte de lo que cautiva del filme de Yang es precisamente la gran cantidad de tiempo que el espectador invierte en las vidas de estos personajes, permitiéndole conocerlos mejor e involucrarse en su día a día. La naturalidad de las actuaciones –la mayoría realizadas por actores con poca o ninguna experiencia- contribuye a este efecto.

Una vez concluyen esas cuatro horas, la palabra “épica” tal parece quedarse corta.

El disco

La presentación audiovisual de A Brighter Summer Day en este Blu-ray surge de la reciente restauración en 4K realizada por The Film Foundation World Cinema Project, liderada por Martin Scorsese, y el resultado va a la par con lo que se puede esperar de la mera mención de ese cineasta estadounidense. La copia luce muy limpia y vibrante, con un excelente contraste, saturación de colores y un alto nivel de detalle. El sonido no pondrá a ejercitar a los canales surround pero se escucha perfectamente bien a través de la pista en mandarín LPCM 1.0.

Entre los extras, el primero que deben ver –o mejor dicho, escuchar-, es la pista de comentario provista por el reconocido crítico de cine Tony Rayns. La inmensa cantidad de información que Rayns imparte sin parar a lo largo de cuatro horas provee un contexto tanto histórico como artístico que resulta absolutamente esencial para la apreciación de la película.

En el segundo disco encontramos una entrevista con el protagonista Chang Cheng en la que rememora su debut ante las cámaras; una grabación de alrededor de 45 minutos de una obra teatral coescrita y dirigida por Edward Yang que incorpora varios de los temas que desarrolla en la película; el documental Our Time, Our Story, que examina el ambiente social y cultural de Taiwán tras la guerra civil en China así como el surgimiento del nuevo cine taiwanés; y un panfleto ilustrado con un ensayo escrito por el crítico Geoffrey Cheshire.